Manifiesto de eso que se llama contracultura de finales de los 60, o más bien, hippismo disimulado. Drogas, vagabundeo, cultivo de la tierra, libertad, promiscuidad sexual, rechazo del modo de vida, objetivos y valores burgueses, por ejemplo, desprendiéndose de un reloj que les recuerda el paso del tiempo, artisteo, comunas, espiritualidad difusa y comodona, pacifismo, etc. En este sentido, junto con la pegadiza banda sonora y una fotografía magnificada por los paisajes, da lo mejor "Easy Rider": ilustrar una filosofía vital. Lo malo es que el resto no acompaña para nada, desde las pobres actuaciones, salvando a Jack Nicholson, especialmente Peter Fonda que no sé si actúa, a la dirección que roza lo amateur. Y para rematar, el gravísimo inconveniente de que no tiene historia. En resumen, es sencilla, es breve, no deja de tener cierta originalidad pero también que es mala.

No hace falta recordar que nos encontramos con una obra de bajísimo presupuesto, 360.000 dólares, por poner un ejemplo, "Dos hombres y un destino", del mismo año, costó casi siete millones, que no obstante fue la tercera película más taquillera en los Estados Unidos, lo que hizo que fuera muy rentable. Sin embargo, vista con perspectiva se queda en estampa de un momento histórico. Además el alegato pro-drogas es casi delictivo pero prefiero responder a la pamema de la libertad. Queridos, la libertad es la capacidad de obrar de un modo u otro, pero eso no quiere decir que quien no haga A no es libre: puede que no quiera o le parezca una memez. Encima, ¿todo lo que se puede hacer es lícito? En realidad, depende de dónde ponemos el límite. Por ejemplo, unos ven "libertad" en meterse una raya de coca y otros, en darle de palos a unos moteros. ¿Quién es más libre?