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Voto de Reaccionario:
1
Drama. Comedia Marcello Rubini es un desencantado periodista romano, en busca de celebridades, que se mueve con insatisfacción por las fiestas nocturnas que celebra la burguesía de la época. Merodea por distintos lugares de Roma, siempre rodeado de todo tipo de personajes, especialmente de la élite de la sociedad italiana. En una de sus salidas se entera de que Sylvia, una célebre diva del mundo del cine, llega a Roma, cree que ésta es una gran ... [+]
11 de febrero de 2014
53 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que buena la metáfora del enorme pescado muerto varado en la playa. Esa es "La Dolce Vita", un ser en estado de putrefacción que emerge de las profundidades marinas, o sea, de la historia cinematográfica, que primero despierta el interés del público por lo atípico pero del que te acabas separando con asco. Yo no sé de qué va. Bueno, sí pero luego lo digo. La película está completamente desestructurada, venga capítulos independientes, no tiene historia sino el deambular nocturno del protagonista, es aburrida y pesadísima con sus soporíferos 175 minutos. Intenta ser elegante a la vez que inteligente pero lo que acaba siendo es pedante, afectada, vieja y hasta cutre. Todo acompañado por un doblaje mediocre moderno, ya que siguiendo las indicaciones de "L'Osservatore Romano" la película permaneció censurada en España hasta 1980, pero no por Anita Ekberg o algo sexual sino, según el Vaticano, por su evidente obscenidad, lo cual es exagerar un poco.

Hay como tres grandes temas en "La Dolce Vita". El más evidente, la crítica a la prensa rosa, posiblemente su punto más logrado. El segundo sería la decadencia de las élites italianas al mismo tiempo que su hastío. Ahora bien, ¿lo que hace Fellini no es demonizar a un colectivo tirando del esperpento? No explica nada, no es creíble como ejemplo, no analiza, ni disecciona. ¿De verdad nos creemos que toda la burguesía era así? Pues lo tenéis claro. Pero encima hay un tercer factor relacionado, un ataque a ese modo de vida "conservador". Dice Steiner (Alain Cuny), "es mejor una vida anárquica, créeme, que una existencia basada en una sociedad organizada". Y Marcello (Marcello Mastroianni) preso de un amor "deprimente" que sólo le ofrece "cocina y cama" intenta liberarse a base de tortas, por cierto, violencia ejercida hacia las mujeres vista con complacencia por los personajes y el propio Fellini, que para eso eran progres y radicales.
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