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Voto de Reaccionario:
6
Drama Año 30 de nuestra era. En la provincia romana de Judea, un misterioso carpintero llamado Jesús de Nazareth comienza a anunciar la llegada del "reino de Dios" y se rodea de un grupo de humildes pescadores: los Apóstoles. Durante siglos, el pueblo judío había esperado la llegada del Mesías - personaje providencial que liberaría su sagrada patria e instauraría un nuevo orden basado en la justicia-. Las enseñanzas de Jesús atraen a una gran ... [+]
31 de marzo de 2013
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película sí que es polémica. Vaya por delante que es en líneas generales correcta y muy realista, hasta el extremo, como se puede ver con el empleo de lenguas muertas. Lo cual no quita que también sea demasiado pomposa para mi gusto. Me recuerda a "El señor de los anillos" o "Gladiator" con tanta cámara lenta y épica mal entendida. Aunque es verdad que aquí hay más trascendencia, al menos por el personaje. Lo que sí que ha generado controversia es el pretendido antisemitismo y lo sangrienta que es. Sobre lo primero, me parece una tontería enorme. Ahora resulta que los judíos, no todos evidentemente, no tuvieron nada que ver con la ejecución de Cristo. Además, si hasta el propio Jesús, su madre o los apóstoles eran judíos. En lo segundo sí hay más razón. Reconozcamos que se pasa con lo gore. Demasiada sangre y lo que es peor, regodeo en el dolor. Aunque fuese así el martirio (no sé de donde se saca el número de latigazos) no es conveniente enseñarlo todo, aunque sólo sea por pudor. ¿O nos gustaría una película que consistiera en ver como torturan, por ejemplo, a Andreu Nin, arrancándole vivo la piel a tiras? Incluso diría que esa insistencia en enseñarte el sufrimiento te acaba inmunizando. No por más mostrar emociona más, Mel Gibson.

De hecho, trabajos como "Rey de Reyes" (1961) pueden ser muchos menos realistas, más sutiles, edulcorados y elegantes pero al menos ésta, consigue conmoverme mucho más que la "La pasión de Cristo", precisamente porque lo importante no son las heridas sino lo que se transmite. De hecho, la película de Mel peca de plana. Muy poco del mensaje de Jesús cala. El único momento en el que consigue que te se humedezcan los ojos es cuando María lo recuerda de niño. Es decir, cuando se deja al margen la tortura. Aunque, a decir verdad, muy poco de esta película queda en recuerdo. Diría que la original idea de centrarse en la Pasión después de todo no tiene tanto recorrido como una biografía más convencional. Aquí salvo algunos recuerdos puntuales casi todo el metraje está dedicado al sufrimiento. Eso sí, al menos se potencia la figura de la virgen María, cosa no muy habitual en este tipo de películas, aunque me temo que más como madre humana que como madre de Dios. La otra mujer, y que mujer pues estamos hablando de la guapísima Monica Bellucci, sería supuestamente María Magdalena. Y digo supuesta, porque hay una mezcla extraña entre esta María, María de Betania y María la Pecadora, que no hay quien se aclare. Recordad lo de las tres Marías. Aquí sólo salen dos.

Y ahora un poco de teología. Recuerdo que una de las muchas dudas que me asaltaba cuando me preparaba para la Primera Comunión era que por qué tenía Jesús que morir en la Cruz. La respuesta desde aquellos años pasados hasta el presente viene siendo la misma: muere por nosotros, por que nos ama o bien, para cargar con nuestros pecados. Ahora bien, ni me convenció entonces ni ahora. ¿Por qué motivo Dios necesita la sangre de un ser vivo para lavar una culpa inexistente más allá del pecado original? La idea del sacrificio nos devuelve a un conceptivo primitivo tanto del culto como de la divinidad. Después de todo, las ofrendas a los dioses, que pueden ir desde alimentos a animales e incluso a personas, tienen la finalidad de "ablandar" a un Dios rencoroso presto al castigo. Que esto casa muy mal con el Dios del amor es evidente lo cual nos lleva otra vez a la duda del principio. ¿Por qué murió Cristo en la Cruz? Si Dios es todopoderoso, justo y nos quiere bien podría habernos perdonado sin necesidad de sacrificarse a sí mismo, ¿verdad? Ahora bien, si entramos en el poder mágico del sacrificio nos habremos aproximado a la concepción de los Aztecas o los Incas que arrancaban el corazón a sus semejantes para que el Sol no se parase.
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