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Voto de Reaccionario:
7
Fantástico. Romance. Thriller Tercera entrega de la popular saga de vampiros basada en las novelas de Stephenie Meyer. Bella (Kristen Stewart) tendrá que elegir entre Edward (Robert Pattinson) y Jacob (Taylor Lautner). La ciudad de Seattle es devastada por una serie de misteriosos asesinatos que va en aumento, mientras una vampiresa busca venganza. Bella debe escoger entre su amor por Edward y su amistad con Jacob, consciente de que su decisión puede originar una ... [+]
9 de enero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Va a más esta saga y aquí llega la tercera entrega, que creo que es la mejor. O por lo menos, la más hermosa. Dicho esto voy a salir en defensa de una franquicia que despierta tantos odios como seguidores apasionados. La virulencia de ciertas críticas esconde que en realidad escuece que una propuesta con claros matices reaccionarios encuentre tanto apoyo en el público. Se ve que hay quien no comprende que alguien pueda sentir interés por las andanzas de estos adolescentes. No les cabe en la cabeza que una película en la que no haya sexo, sangre, apenas violencia, tacos, lenguaje soez, guarradas varias, auténticas tías bien machotes o varones más chulos que un ocho pueda enganchar. Ni que las dudas existenciales, los sentimientos profundos o el amor hasta las últimas consecuencias merezcan otra cosa que su desdén. O que una persona en su sano juicio quiera pasar por el altar antes que por la cama de otras. ¡Qué horror!

"Eclipse" mantiene el tono juvenil del resto de la saga pero se hace más animada, fluida y hasta profunda, lo que le hace ganar más interés aún. De todos modos, parece que la historia del vampirismo y la licantropía no es más que una excusa para permitir el juego amoroso que se traen entre si los protagonistas. La historia que se cuenta puede llegar a ser intrascendente pues uno está más pendiente de si Bella empieza a sentir algo por Jacob o no y si Edward se pone celoso y cosas por el estilo. En esta línea parece que en esta tercera parte interesa jugar sobre todo con la psicología de los personajes, las dudas existenciales (convertirse en vampiro o no) y amorosas, las historias personales de la familia de Edward pero no la trama del ejército de vampiros. Así, si la primera película jugaba con el enamoramiento y la segunda con la ruptura, en esta última lo hace con las dudas que pueda despertar la aparición de una tercera persona.

Como he comentado en sus predecesoras, buena parte del éxito de la saga reside en la forma de jugar con los mitos del amor romántico de corte decimonónico en toda su plenitud: el amor sin medidas, contra toda lógica y razón, un amor que te transforma, que te obliga a renunciar a tu propia condición, que te separa del mundo; un amor que supera todas las barreras, hasta la propia muerte; un amor imperecedero que sólo se consumará tras la no existencia; pero a la vez, casto. En este juego compiten Edward con Jacob, con el que a ver quien no se conmueve cuando le dice a Bella que la esperará hasta que su corazón (el de Bella) deje de latir... o incluso más allá. Y en medio, Bella, delicada, melancólica y tímida. Pese a todos los avatares, ni una mala palabra, acción o reproche, sino siempre tratando de poner paz entre antagónicos, encima desde la máxima ternura y comprensión, ya a su amado, ya a su mejor amigo. Chapó por Bella.
Reaccionario
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