Para aclarar dudas, la película que dirige "Billy Wilder" merece la pena de verse aunque sea sólo para contemplar a Humphrey Bogart en plan comedia, interpretando a un Linus Larrabee, frío, trabajador, responsable, y no obstante muy divertido. Verlo vestido de "joven conquistador", momentos antes de que su padre le obsequie con una guitarrita de juguete no tiene precio. En todo caso, muy alejado de sus típicos papeles de duro, aunque su carácter seductor y romántico termina saliendo a flote. Por su parte, me da la sensación que se le roba protagonismo a William Holden, (interpretando a David). Principalmente gracias al recurso de Bogart, Billy Wilder consigue crear con "Sabrina" una cinta, sino desternillante, sí divertida por momentos, pero también, entretenida y con intriga sobre el desenlace final.

De todos modos lo que me ha llamado más la atención es que "Sabrina" es una comedia romántica bastante novedosa para la época y, por este motivo, muy actual. De hecho, creo que inaugura el género, tal y como lo conocemos hoy día y que tantas veces hemos visto y seguimos viendo. Este cine, especialmente dirigido a las mujeres consta de 3 reglas que se siguen a rajatabla desde 1954: La chica, 1º Reafirma su personalidad, 2º Consigue el chico que le conviene y 3º Ayuda a alguien que la necesita (SPOILER). Por lo que se ve, la espectadora está necesitada de las dos primeras y para sentirse mejor, desea la última. Claro que para este papel, el de Sabrina, se requiere un personaje con el que poderse identificar cualquier mujer: una chica normal y corriente, en todos los aspectos, poca cosa. Puede que mona, pero no mucho. Y una actriz que le de vida: Audrey Hepburn. Mientras la veía, me preguntaba que si podríamos imaginarnos a Ava Garder, Rita Hayworth, Lana Turner, Eleanor Parker o Grace Kelly en la piel de Sabrina. ¿Imposible, verdad? Demasiado glamour, belleza y personalidad para hacer de esa mosquita muerta.

En "Desayuno con diamantes" me extiendo largo y tendido sobre el fenómeno "Audrey Hepburn" tratando de explicar cómo una mujer tan anti-diva ha podido tener tantísimo éxito. Aquí sólo recordaré que vino a representar, tanto físicamente como psicológicamente, un nuevo tipo de feminidad que arrasó entre las féminas, por más que a la gran mayoría de los varones nos resulte tanto uno como otro, desagradable. A mi, desde luego, Sabrina no me gusta ni un pelo, es más la califico de petarda, palabra que según cierto diccionario online significa "Persona o cosa muy aburrida, pesada o de escasas cualidades" y "Persona o cosa fea o poco atractiva". No obstante no hay que confundir ser petarda con ser pava. Esta última es una gran virtud, e indica, timidez, ignorancia, falta de decisión, inmadurez, ingenuidad, dependencia, o dificultad para afrontar situaciones, cosas que difícilmente se le pueden aplicar a Sabrina.

Creo que la clave de la petardez está en que esa persona de "escasas cualidades", por representar a esa nueva mujer, (que además es la que quiere ser la espectadora, no lo olvidemos) tiene que ser premiada. Por eso, cada vez que sale Sabrina parece que escuchamos a Billy Wilder diciendo "Miradla, es maravillosa". Y por eso, cuando llega a la fiesta, todos los caballeros se quedan embobados con ella. Y por su puesto, todos los hombres tienen que enamorarse de Sabrina, claro.

Dicho lo cual, lo que más coraje me da del personaje es que se haya atrevido a usurpar el nombre de mi adorada Sabrina (Madoka, en la versión japonesa) de "Kimagure Orange Road" (o "Johnny y sus amigos" en la versión española) ¿Cómo se ha atrevido? Sabrina, solamente hay una. Sabrina, por antonomasia, es la de los inolvidables dibujos animados. Y no hay más que hablar.