Ya que vamos de pedantes que mejor que la referencia al filósofo por antonomasia. En todo caso, posiblemente la más famosa película de Peter Weir, no la mejor pero sí buena, con la particularidad de que cautivó a público y crítica, cosa entonces habitual pero que hoy en día en casi imposible. En lo primero se colocó con casi 236 millones de dólares recaudados en el puesto quinto de las más taquilleras del mundo por encima de grandes éxitos de 1989 como "Arma Letal 2", "Cariño, he encogido a los niños" o "La Sirenita". En lo segundo, además de llevarse el César, el BAFTA y el Donatello a mejor película, tuvo cuatro nominaciones a los Oscars, incluida a mejor película, aunque sólo se llevó un premio por el mejor guión original.

Tradición, honor, disciplina y excelencia son los valores de la prestigiosa escuela Welton. En 1959 empieza un nuevo curso con también un nuevo y poco ortodoxo profesor, el señor Keating (Robin Williams) el cual revolucionará a sus alumnos siguiendo el lema de "Carpe Diem". Polémico y complejo análisis no sólo del sistema educativo, sino de la propia educación o las aspiraciones paternas en un sistema tan meritocrático y competitivo como el norteamericano. En él los deseos juveniles son arrinconados en pos de un futuro lejano y brillante. Es cierto, luego podrán tener posición o riqueza pero quizás siempre recuerden aquella obra de teatro en la que no participaron, aquella chica que se les escapó o ser simplemente libres.

El quid de la cuestión es que el mensaje del profesor Keating es un arma de doble filo. Les dice que sigan su propio camino. Pero, ¿Qué pasa si éste es nocivo? La filosofía vitalista, romántica y nieztschiana que desprende "El club de los poetas muertos" es muy estimulante, especialmente para las mentes más jóvenes, pero también muy peligrosa pues difumina cualquier límite moral. Cualquier cosa parece lícita para estos aprendices a dioses. Keating les advierte que sacarle el jugo a la vida no es hacer estupideces pero ¿cuál es la diferencia? Después de todo no basta con abrirles las mentes sino llenarlas con algo. Eso también es educar. Por fortuna el film es lo suficientemente inteligente como para permitirse una salida fácil.