Distopía futurista, película de culto, factura británica, año 1985, un 7,4 de nota media en esta página... pero es de Terry Gilliam. El director norteamericano, que no inglés como muchos podrían pensar, de Minnesota para ser exactos, vuelve a castigarnos con una obra ridícula, estrambótica y errada en todos sus parámetros. Lo único bueno que tiene es la banda sonora, con el "Aquarela do Brasil" como tema principal, el atrevimiento para reflejar este mundo surrealista y la capacidad de influir, pues le encuentro relación con títulos que van desde "Dark City" (1998) a "El Show de Truman" (1998) hasta la saga de "Los juegos del hambre" (2012-). Aunque entre nosotros, el único momento que se disfruta es cuando aparece la chiquitina rubita.

Al final Terry Gilliam imprime su estilo grotesco a "Brazil" para componer un largometraje que no sé por dónde va, si es cine negro, thriller o una comedia. Parece que Gilliam pretende satirizarlo todo pero lo que se le es un engendro que aunque dura mucho, 131 minutos, te se hace más largo aún. Aunque se inspira en más de un clásico, el paralelismo con "1984" de George Orwell es evidente. Pero, aunque las comparaciones son odiosas, lo malo de "Brazil" es que la sociedad totalitaria del futuro es una memez, sin el más mínimo fundamento, ni trasfondo histórico, ni filosofía, ni nada. Orwell disecciona el totalitarismo, especialmente comunista, hasta llegar al alma. En cambio Gilliam se inventa un régimen y hace una payasada.