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Voto de Reaccionario:
10
Western. Aventuras. Drama Tras la Guerra de Secesión (1861-1865) y en plena colonización del Oeste (1785-1890), el desencantado teniente John J. Dunbar se dirige a un lejano puesto fronterizo que ha sido abandonado por los soldados. Su soledad lo impulsa a entrar en contacto con los indios sioux; así es como conoce a "En pie con el puño en alto", una mujer blanca que fue adoptada por la tribu cuando era niña. Poco a poco, entre Dunbar y los sioux se establece ... [+]
15 de agosto de 2011
31 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que intenté ver por primera vez "Bailando con lobos" cuando tenía 12 años. A la media hora lo dejé por puro aburrimiento. Unos años más tarde lo intenté de nuevo con igual fortuna. Y sin embargo, pese a mi inmadurez, percibía una belleza, una magia en la película que me hacia pensar que, aunque fuese muy aburrida, era magnífica.

Cuando ayer la vi entera (la versión del director, además) me di cuenta que tenía razón. Es una obra que desde los primeros compases desprende una magia, una atracción, un tono de auténtica obra maestra que la hacen inolvidable. La clave está en la dirección de Kevin Costner. El tono es de un clasicismo épico, de una formalidad impecable, de una belleza difícil de igualar. Grandiosa, sublime, crepusucular. Nada de efectos especiales, todo paisajes naturales, realismo puro, pero lírico e intimista. Gracias a su maestria, el director consigue convertir en épicas escenas que rodadas de otro modo serían anodinas. Además la fotografía de Dean Semler es preciosa, la música de John Barry absolutamente conmovedora, el montaje, la ambientación, los actores, el guión, perfectos. Está tan bien rodada que pese a lo largo del metraje en ningún momento te se hace aburrida.

Y luego la historia en si es de una melancolía abrumadora. Un hombre desesperado que quiere morir, que quiere huir de la sociedad occidental y que desea ver, vivir en la frontera "antes de que desaparezca", en contacto con la naturaleza, en uno de los últimos espacios vírgenes al margen del hombre blanco. Y en ese viaje iniciático, el contacto con el otro, con los indios. Y la comunicación y el comprenderse primero, para luego apreciarse y al final quererse. Todo está narrado perfectamente intercalando secuencias casi de antropólogo con otras más bien poéticas.

La película, pese a algunas interpretaciones, no cae en el maniqueísmo (porque los indios también hacen cosas malas), en el antiamericanismo, o en el tercermundismo. Simplemente muestra la realidad, lo que fue frente a lo que podía haber sido. El camino de John y el de los indios, el del respeto, el de la comprensión, el de la convivencia, el del aprecio mutuo, entre ambos pueblos, y todos los pueblos con la naturaleza, con los animales que habitan la tierra. Todo ello está envuelto de una melancolía, de una tristeza arrebatadora. Esos espacios naturales, esas tribus, esos lugares sagrados, esos bosques, esos lobos, esos bisontes seguramente ya no existen aplastados por ciudades, el ferrocarril, las carreteras, la deforestación, la caza, el exterminio, etc.

En fin, gran película, merecedora (por una vez estoy de acuerdo con la Academia) de los 7 oscars que se llevó (mejor película, director, guión adaptado, fotografía, sonido, B.S.O. y montaje), llena de momentos preciosos, con un sabor muy especial, propio del cine clásico moderno, muy de finales de los 80 y principios de los 90, que reflejó perfectamente (y ayudó a crear) el espíritu de aquella época memorable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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