Es comedia, es infantil y es un musical con muy buenas canciones, todo con mucha imaginación, frescura y colorido. Pero sobre todo es un verdadero clásico que resiste la mar de bien el paso del tiempo. Si la ves de crío te puedes obsesionar, a muchos les ha pasado, pero también el espectador adulto puedo seguir apreciando la magia que destila "Mary Poppins", obra que es la adaptación de Walt Disney de la novela de 1934 de la austro-británica Pamela Lyndon Travers, por cierto, una mujer con una vida profesional e intelectual bastante movida. De inmediato se convirtió no sólo en una de las películas más rentables de 1964 sino en toda una institución, con una niñera mágica que es ya uno de los grandes personajes de la ficción contemporánea.

Pienso que cuando una película goza de una fama bien ganada y la has visto ya varias veces sin que decaiga, es como si tuviera medio partido ganado. Por ejemplo, Mary Poppins (Julie Andrews) es fabulosa pero lo es también porque es parte del imaginario colectivo. Es como un círculo virtuoso que se retroalimenta. Y hablando de esta joven "prácticamente perfecta en todo", cosa que corroboro, me pregunto si hay algún límite de edad porque me encantaría que me cuidara también a mí. Julie Andrews no ha sido de las bellas de Holywood pero sí está mona y no sólo por ese look de principios de siglo que si lo ves con buenos ojos, es hasta sexy. Mención final para los graciosos niños, el almirante zumbado y el danzante Dick Van Dyke. Que la disfrutéis.