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3
Ciencia ficción. Aventuras. Acción Gracias a una tecnología revolucionaria que permite el acceso a los recuerdos genéticos, Callum Lynch (Michael Fassbender) revive las aventuras de Aguilar, un antepasado suyo que vivió en la España del siglo XV. Así descubre que es descendiente de una misteriosa organización secreta, los Assassins, y que posee las habilidades y los conocimientos necesarios para enfrentarse a la poderosa y temible organización de los Templarios en la ... [+]
30 de diciembre de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación del célebre videojuego "Assassin's Creed", al que de todos modos nunca he jugado. Lo primero, es que no es un producto japonés sino entre canadiense, norteamericano y francés, cosa importante para lo que explicaré más adelante. Segundo, que no es la primera versión cinematográfica, de hecho hay dos películas más, una en dibujos animados y otra con actores de carne y hueso, además de cortos. Tercero, que bajo la etiqueta "Assassin's Creed" no sólo hay una cantidad ingente de videojuegos en varios soportes si no también historietas, libros, novelas y como no, películas. Cuarto, que no conozco nada de nada esta franquicia, salvo la polémica que se desató hace un par de años porque habían puesto a los revolucionarios franceses de villanos. En concreto, se ve que hay políticos galos de izquierda radical que aún defienden con entusiasmo a personajes siniestros como Maximilien Robespierre. Pero lo importante de la figura histórica es que representa al mismo tiempo la democracia avanzada y el terror despiadado, con decenas de miles de ejecuciones a sus espaldas, y sólo os hablo de las oficiales que de las otras hay muchísimas más. Habrá quien alegue que esto es una anomalía pero lo que yo sostengo es que son las dos caras de la misma moneda: la libertad democrática tiene como reverso el terror, son inseparables. Y quinto y no menos importante, que las adaptaciones de videojuegos pueden ser muy jugosas, como la de "Resident Evil" (2002-). Es más, propongo a las productoras que lleven a la gran pantalla algunos juegos de consola clásicos. Por ejemplo, la de "Streets of Rage", sería un peliculón si se hiciera bien aunque dudo muchísimo que se lograra. Además estoy seguro que no le prestarían la atención que se merecen las Noras y las Electras, y si por un casual lo hiciera, les cambiarían ese look maravillosamente sexy que llevan, sobre todo las Noras, con esas botas y ese látigo. Es decir, que harían una chapuza.

Sea como fuere Justin Kurzel se atreve con "Assassin's Creed", un trabajo palomitero adolescente que no engaña a nadie: acción desmelenada, vacíos argumentales, incoherencias varias y un apresuramiento delictivo. Es que mientras la estaba viendo me acordaba de "Aliens" (1986), en concreto cómo construye el marco, con explicaciones, presentación de personajes y situación espacial, por lo menos 40 minutos antes de que comience la adrenalina. Aquí no, todo deprisa aunque ni Callum (Michael Fassbender) sepa lo que está haciendo. En fin, de la ambientación "andaluza" prefiero no hablar porque en definitiva es una aventura fantástica y tampoco hay que ser muy riguroso históricamente pero lo que merece un comentario son los gazapos que presuntamente he detectado, tanto que me gustaría quizá no verla de nuevo pero sí repasarla para comprobar si es cierto o no. Se trata de escenas del estilo de una persecución por los tejados en la que el malo aparece subido a un caballo ¿Cómo ha llegado allí? De todos modos lo que más me ha llamado la atención es la filosofía de esta película, que enlaza con el liberalismo más purista occidental. No sé si los Asesinos enlazan directamente con el grupo históricamente real de los asesinos nizaríes pero si es así es más inquietante de lo que pensaba. El caso es que esta secta trabaja en la sombra para defender la libertad pero de paso nos dice cosas como "No todas las personas tienen derecho a la vida", "Nada es verdad" o "Mientras otros se guían por la moral o la ley, recuerda, todo está permitido", no cito textualmente porque no me acuerdo. De este modo de nuevo aparece la libertad auténtica, que implica la desvinculación de cualquier norma superior (¡de lo contrario no sería una libertad verdadera!), lo que convierte a la persona en un auténtico monstruo. Normal que cuando aparece la libertad política lo haga de la mano del totalitarismo y el terror. Por ejemplo, en Robespierre.
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