DiDi, pero no confundir con Didí, aquel futbolista brasileño, supuestamente uno de los mejores de la historia, campeón del mundo en 1958 y 1962, que además estuvo en el Real Madrid, aunque sólo una temporada. Aclarada la confusión, esta especie de biopic de Elsa Pataky con algún toque de Penélope Cruz, la verdad no sé si es que se autoparodia a sí misma o es que son casualidades del guión, pretende ser una descripción del ascenso al estrellato del cine, con su glamour pero sobre todo, con su lado más sórdido y sensacionalista. La película, como es de Bigas Luna, ofrece mucho sexo, que salvo para ver a Elsa retozar, no aporta nada, pero termina muy corta en ideas y en diálogos. Al final, se queda en un cliché aparatoso.

Recuerdo que en una entrevista Cayetana Guillén Cuervo le preguntó sorprendida a Leonor Watling, cómo teniendo ella la facilidad del idioma, habla el inglés a la perfección, no haya probado de dar salto a Hollywood, a lo que respondió que aquel era un mundo muy competitivo en el que hay que trabajar demasiado y que no tenía ganas ni tiempo para intentarlo. Y para los mal pensados, no todo lo limpio que debiera. No creo que sean tan guarros como describe Luna pero seguro que algún trapo sucio hay. El caso es que aunque la película es monótona, fácil y demasiado suave, tampoco es tan mala como algunos la tachan. Eso sí, tiene un error gordo: el personaje de DiDi (Elsa Pataky), que no está bien perfilado, sobre todo en el amor.