Escribe Roger Ebert en el "Chicago Sun-Times": "Yo quería que fuera una típica comedia romántica protagonizada por estas dos personas encantadoras, Sandra Bullock y Hugh Grant. Y lo fue". Exactamente es así. Simpática comedia romántica, previsible, como no, pero que tiene buenos diálogos, cierta intención "social", pero sobre todo, una pareja protagonista con muchísimo encanto, a pesar de que efectivamente interpretan los mismos papeles de siempre, o lo más seguro, precisamente por este motivo. Lo de Sandra Bullock, es decir, la abogada por Harvard Lucy Kelson, es normal pero que un Hugh Grant, mujeriego, irresponsable e inmaduro, el multimillonario George Wade, lo haga tiene mérito. Supongo que porque actúa sin ningún tipo de malicia, ni prepotencia y porque en el fondo es bueno.

"Amor con preaviso", lo cierto es que el título sí es mejorable, pivota sobre la complicidad que se establece entre ambos, que es mucha. Atención a esa comida en la que se quitan mutuamente la remolacha y no sé qué hortaliza más. El caso es que sin necesidad de ser pastelosos, ni estar diciéndose cada dos por tres "te quiero", se percibe la atracción que sienten, o mejor dicho, que van sintiendo poco a poco, pese a que ninguna encaja en lo que esperan de "la mujer/hombre de su vida". La película juega con el contraste entre la riqueza y la preocupación social, dicho de modo burdo, "la derecha" y "la izquierda", proponiendo finalmente una solución pueril pero que es la única válida: el encuentro entre el capital y la moral. En fin, una exitosa comedia romántica que casi recaudó 200 millones de dólares.