Continuación en la forma de medio precuela de aquella de "Blancanieves y la leyenda del cazador" (2012), a pesar de haber prescindido de Kristen Stewart y de algún otro cambio. En realidad, salvo en el prólogo siete años atrás, es una continuación en toda regla aunque por el camino se hayan sacado de la manga una historia romántica de juventud de Eric, el Cazador (Chris Hemsworth), con la que barrerían de un plumazo el amor que llegó a sentir por Blancanieves. Hacemos que no pasó nada entonces. En fin, que pensaban que se iban a poner las botas con una aventura de fantasía medieval de las que tanto gustan pero tras invertir en la película 115 millones de dólares sólo ha podido recuperar algo menos de 165 millones. O lo que es lo mismo, ha quedado en el puesto número 53 de entre las más taquilleras del mundo en el 2016 cuando su predecesora se situó en el puesto 18. Pero no nos engañemos, la presente obra es una patata y quizá el indicio más palpable de que lo es reside en que de las 23 críticas profesionales que aparecen en esta página ni una le da un punto verde de aprobación.

En cualquier caso y por si teníamos esperanzas, la película rápidamente decepciona cuando descubrimos que se trata de una historia de lo más cursi sacada de "Érase una vez" (2011-2018), llena de tías locas, resentidas, malvadas pero hipersensibles. El argumento produce literalmente vergüenza a lo ahora de contarlo puesto todo nace de una mujer que se vuelve villana porque "no cree en el amor" y que por ese motivo quiere acabar con este sentimiento. Resumiendo, su falta de originalidad es palmaria, entre otras muchas copiadas la de "Frozen" (2013) es total; su sentido de la aventura es inexistente, apenas hay peleas; y la simplicidad de su anodina trama muy evidente, ya que lo más emocionante de ella es encontrar un espejo. En cambio abundan las hembras machotes que en ejércitos mixtos o solas son mejores guerreras, más chulas y más valientes que cualquier hombre. Todo muy feminista progre y muy idiota. Al final me parece a mí que la culpa de este estropicio es del tal Nicolas-Troyan que no es un director sino un virus troyano, como indica su apellido, que ha infectado la película.