Confieso que estaba completamente sugestionado, encandilado diría, por la adaptación a la gran pantalla de la primera parte de las memorias de la escritora, periodista y pacifista Vera Brittain (Alicia Vikander). A esta mujer la descubrí en las páginas del hermoso ensayo histórico de Martin Gillbert, "La Primera Guerra Mundial", que recoge entre otras muchas voces las de Vera y su círculo. Precisamente, la cita de mi título proviene de una carta que le envía su hermano Edward (Taron Egerton) desde el frente a mediados de 1917. Ya me tenía ganado con lo dicho, esta época, que me fascina, y el tráiler, pero el remate es con los títulos de su autobiografía, dividida en cuatro partes, "Testamento de Juventud" (1933), "Testamento de Amistad" (1940), "Testamento de Experiencia" (1957) y "Testamento de Fe" o "Testamento del Tiempo", que quedó inconclusa por la muerte de la autora. ¿Se puede encontrar títulos más bellos, evocadores y nostálgicos? Testamento de juventud pero también un recuerdo y una promesa para toda su vida.

Así que mis expectativas eran tan altas que me temía una nueva decepción. Por fortuna, James Kent, que debutaba como director de cine pero no de televisión, ha cumplido con suma elegancia la difícil tarea. Obra puramente británica, bien ambientada aunque no lujosa, de romanticismo auténtico y sensibilidad a flor de piel: en más de una ocasión me ha dado un vuelco el corazón. Amigos y amigas, ésta es una historia completamente real, no esperéis anacronismos, en el lenguaje, las actitudes, los valores o los amoríos, ni vulgaridades, ni giros de guión o muertes que buscan la lágrima fácil, centrada en cómo la Primera Guerra Mundial cambió la vida de millones de personas, de cómo la juventud murió, de ahí su precioso título, no me cansaré de repetirlo, de una forma u otra. La gran suerte de Kent es que la trama ya está hecha, no es muy espectacular pero sí altamente dramática. Lo mejor, sus cartas y poemas, algunas son muy bonitas, como "Violetas del Bosque de Ploegsteert". Un testamento de dolor y belleza.