División de opiniones entre aquellos que la tachan de obra maestra y los la que la odian a muerte. Como suelen decir, la verdad está en un término medio. Por ejemplo, cierto que es lenta pero una historia así requiere tomarse su tiempo para degustar todo lo que va saliendo. De hecho, no aburre y hasta compadezco un poco a aquellos que se han quedado dormidos viéndola (y conozco a unos cuantos). Todo lo que no sea frenesí, cansa. Pues muy mal. Otra cosa distinta es que no me crea unas cuantas cosas de las que salen aquí. Por ejemplo, esta enfermera que se dedica a cuidar a su paciente, separándose del resto del convoy porque le da la gana. Claro que peor aún es que esta historia esté tan mal contada. Primero porque no te enteras absolutamente nada de la guerra y segundo porque la parte del presente, con Juliette Binoche, Willem Dafoe (éste no tanto) y el indio sobran por completo. Yo hubiera prescindido totalmente de sus tramas. No interesan, incluso tiene momentos bochornosos (SPOILER). Esta película debería haberse narrado de forma lineal con una introducción y epilogo con el paciente como protagonista. Total, con 162 minutos puedes desechar metraje sin problema.

Por lo demás, estamos ante un trabajo formalmente impecable. Con razón "El paciente inglés" arrasó con nueve estatuillas en la entrega de los Oscars de 1996. Dirección (aunque la encuentre demasiado sobria y moderna. Nada en ella destaca especialmente), diseño de vestuario, banda sonora, fotografía, dirección artística, etc. Además tres nominaciones más, con Ralph Fiennes y Kristin Scott Thomas, a mejor actor y actriz. Algunos se quedarán con la historia romántica y aunque tiene momentos indudablemente hermosos lo que hace difícilmente olvidable este drama es el momento histórico y el lugar. El Egipto colonial, finales de los años treinta, con los ingleses de un lado para otro, el desierto, mucho glamour y elegancia y exotismo por todos lados. Y luego el caos de la guerra, aunque esta desgraciadamente salga de refilón. La atmósfera recreada en esta ocasión es de una preciosidad admirable. Pensaba que si esta misma historia la trasladáramos al Irak o Afganistán actual, nos saldría un churro. Porque hay épocas embriagadoras y épocas decadentes. Y como guinda, un Ralph Fiennes arrebatador, por qué no decirlo. Observad cuando baila con ella y en vez de contestar se queda mirándola.