Partiendo de una premisa interesante, Neill Blomkamp realiza un filme con una base argumental sólida que se apoya en referentes clásicos de la ciencia-ficción. Filmada a modo de falso semidocumental, nos narra la odisea de un hombre a través de un mundo gobernado y controlado por unos seres despreciables y tarados (militares narcisistas con cerebro de serrín y políticos ambiciosos) que pretenden capturarle para conseguir activar una serie de poderosas armas de unos extraterrestres y a los cuales los tienen encerrados en guetos en una ciudad sudafricana (sí, lo han leído bien, por primera vez las naves extraterrestres no aparecen en el omnipresente y archiconocido Nueva York de las películas palomiteras hollywoodienses ni en ningún otro estado de USA, al parecer hay más mundo a parte de este país). Durante la soberbia primera mitad del filme se demuestra que utilizando los resortes del cine más convencional de alienígenas es posible realizar una película seria con clara denuncia social de la postura de los países desarrollados hacia los inmigrantes y sin por ello caer en la pedantería y cursilería en forma de panfleto americano. La labor de los actores, en especial la del protagonista, son realmente brillantes dejando en pañales a un buen elenco de actores lamentables americanos (en esta película no sale Megan Fox haciendo el maniquí y provocando erecciones en los adolescentes, ni tampoco sale Shia LaBeouf haciendo el payasete corriendo de un lado para otro a no se sabe donde y sin inmutarse). El uso de la cámara en movimiento consigue dotar a la película de un realismo muy convincente a parte de crear una sensación de asfixia en el espectador que se sentirá casi abrumado por la crudeza de algunas de sus imágenes. El decorado y los efectos especiales del filme también son asombrosos con esas innumerables chabolas dentro del distrito en un ambiente pobre y marginal resaltado por un contorno arenoso casi constante. No obstante en la segunda mitad la película pierde ligeramente fuelle al intentar emular el estilo del clásico héroe tan manido en películas americanas convencionales y que a mi parecer le restan dos puntos de diez. Ahora bien podemos decir que el conjunto es desde lejos admirable para lo decepcionante que podría haber sido y que no lo es gracias al talento de este joven director y que desde luego es una lección de cine a toda la pedantería comercial de Hollywood. Aprende Michael Bay.