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España España · Sanxenxo
Voto de JoseAngel:
8
Thriller. Drama Steven es un eminente cirujano casado con Anna, una respetada oftalmóloga. Viven felices junto a sus dos hijos, Kim y Bob. Cuando Steven entabla amistad con Martin, un chico de dieciséis años huérfano de padre, a quien decide proteger, los acontecimientos dan un giro siniestro. Steven tendrá que escoger entre cometer un impactante sacrificio o arriesgarse a perderlo todo. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Negrura, corazón abierto latiendo a golpe de orquesta y un cirujano limpiándose las manos. El poder mentiroso del cine, un cirujano desvistiéndose con una cierta música y un par de fotogramas a cámara lenta resuena a final trágico. La misma escena con cierta música y puede que sin cámara lenta, la operación ha sido un éxito. Manipulación, mentira, engaño y en definitiva la magia manipuladora de nuestros órganos manipulables.

Él un cardiólogo sin emociones encargado de arreglar corazones, ella una oftalmóloga sin emociones encargada de arreglar lo que vemos. Es una familia tan perfecta que es imperfecta, hablan, mejor dicho enuncian, da igual el contexto porque el tono es el mismo. Ninguna palabra es más grave o aguda que la anterior o la siguiente. Llevan la racionalidad a cotas imposibles, la razón más absoluta hasta en los momentos más banales, todo debe tener un por qué, una razón, un motivo y una causa cuando muchas veces es simplemente porque sí. Cuando descubres que el único motivo es porque sí, por tu culpa y lo aceptas, es terrible. No existe una preparación cuando la irracionalidad agita y tu faro es la razón, es imposible que las emociones no tomen el control.

Son una familia en perfecta apariencia, la frialdad del calor familiar, equidistante como la posición en la mesa, equidistancia en los silencios, tareas perfectamente definidas y asignadas, educación estricta, sexo anestesiado, comités familiares... Nada al azar. Nada de emociones. La familia son los malos porque no son humanos, el bueno es Martin que pide un abrazo. La familia son los buenos cuando se vuelven humanos y Martin el malo cuando justifica sus motivos. Cuanto más usamos la razón menos nos identificamos con los personajes, curioso.

Un hijo reemplaza al padre, el hijo no es consciente que lo sabe. El hijo en el último minuto del partido quiere ser cardiólogo y no oftalmólogo, el hijo quiere ser el mejor hijo y regar las plantas. Diría que es egoísmo inocente. La hija quiere ser buena hija y dice que lo justo es que sea ella. La mujer quiere ser buena esposa. Difícil y terrible elección. El padre no sabe, solo sabe que debe asumir su error y tiene que elegir en base a evidencias tangibles porque es la única salida. O la menos mala. Le pregunta al director del colegio que hijo es mejor pero no es concluyente. Al final, el azar decide. Ni siquiera la moral. Un final de ojo por ojo, herida por herida y corazón por corazón. Es justo, y es justa esa mirada en el bar que te recuerda, hasta el fin, lo que has hecho para que no se te olvide que los errores exigen sacrificios.
JoseAngel
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