Inesperada, por grata, sorpresa la del debut en larga duración de Santiago Tabernero, más aún si tenemos en cuenta que estamos ante otra historia ambientada en la España franquista a punto de dejar de serlo (1975, con la guadaña planeando sobre la cabeza del Generalísimo). Pronto el miedo a contemplar otro Cuéntame con niño pelma y ambiente familiar ñoño desaparece, quedando una narración limpia (y muy bien fotografiada) que adopta los artificios narrativos propios de un cuento de hadas para, está bien, contarnos otra de vencedores y vencidos que intenta tomar el pulso a un país (el nuestro) que agoniza, pero haciéndolo con inteligencia y sensibilidad.

Aunque no logra evitar caer en ciertos lugares comunes de las películas de iniciación a la edad adulta (o a la adolescencia, mejor dicho), al menos los pisa con ternura y sacando de ellos lecciones morales (véase la resolución del conflicto del “cromo de la calavera”) nada pazguatas o moralistas. Sumemos a esto un reparto notable que funciona a la perfección (niña retrasada incluida) y una envolvente y enigmática banda sonora de Matthew Herbert y tendremos una de las obras más dignas y singulares del reciente cine español, una película cadenciosa, mágica por momentos, pero también dura y amarga, de una elocuencia alegórica inusitada.

Lo mejor: crea un ambiente raro y sugerente.
Lo peor: algunos tópicos y complacientes soluciones de guión.