Sencillamente espectacular. La idea de un Sherlock Holmes en la actualidad puede generar en principio cierto recelo, pero basta con darle una chance para enamorarse de esta serie. Porque esa es una de sus particularidades, no vas a poder despegarte de ella desde el mismísimo piloto.

Gran guión, diálogos rápidos, divertidos e inteligentes. Personajes memorables interpretados en forma brillante. Benedict Cumberbatch, quien encarna a Sherlock, brinda una actuación sobresaliente, demostrando por qué es considerado actualmente uno de los mejores actores jóvenes en Inglaterra. Martin Freeman no se queda atrás en su interpretación, menos excéntrica pero de gran calidad, de John Watson. La evolución de los personajes a lo largo del tiempo y la inteligencia con que se plantean los casos a resolver, hacen de cada capítulo de Sherlock un deleite para el espectador.

El hecho de que existan sólo tres temporadas compuestas por tres capítulos cada una, habiendo dos años entre cada una de ellas, puede resultar desmotivante. Pero cobra sentido al descubrir que cada capítulo, de 90 minutos de duración, está mucho más cercano a ser una película de gran calidad, que un simple episodio de una serie de televisión.

En definitiva, Sherlock es esa serie que recomiendo cada vez que se presenta la oportunidad. Basta con decir que es la mejor que alguna vez haya visto.