Se dice que ya en el cine ya está todo hecho, que los thriller ya pueden ofrecer poco, que las historias de asesinos también, sin embargo Rodríguez no se cree esto con la Isla Mínima, una de las mejores películas españolas de los últimos años. En una época en donde la industria del cine está optando por formulas conocidas que poco aportan al arte en sí y al crecimiento de una buena expresión, Rodríguez nos trae una historia desde el género de cine negro, dos detectives son tan diferentes entre sí, son trasladados a un pueblo del sur en donde la desdicha reina desde que un asesino serial de mujeres anda entre ellos, pronto los protagonistas lucharan con sus demonios internos, con sus deseos y sus personalidades, mientras recogen pistas en un lugar en donde el miedo y el silencio reinan. Lo bueno de la Isla Mínima sin duda alguna es el desarrollo de sus personajes centrales (muy a lo True Detective), esto no son marionetas como medios, si no personajes que nos interesan y que nos llevan más allá del medio central argumental. Rodríguez desenvuelve el enigma poco tornando todo cada vez más complejo, y sus personajes a la orilla de encontrarse con lo que más temen, tal vez hacia el final todo se complica con relatividad y se vuelve muy repentino, pero el filme está dotado de una inteligencia argumental innegable. Se suma a ello maravillosas interpretaciones y un trabajo de fotografía y arte que oscurecen más la propuesta, La Isla Mínima nos lleva por lugares terribles, con personajes terribles y dos personajes centrales de los cuales no sabemos qué puede pasar. A los que les gusta este tipo de cine a lo Seven o Ríos de Color Purpura, mi recomendación a ojos cerrados.