No me siento con la capacidad de escribir la critica que esta serie merece. Y me prometo a mi mismo modificarla con el tiempo si es necesario.
¿Por donde empezar? Me cuesta porque esta serie resume mi vida: la veo (salvo por breves interrupciones de tiempo) desde los ocho años, allá por 1998, cuando tenía que hacerlo a escondidas con el volumen bajo los viernes a la madrugada para que mi madre no se se entere de lo que estaba haciendo ya que esta serie era uno de los programas prohibidos en mi escuela. Ahora, ya adulto (y maduro) la disfruto mucho (muchisimo) más que antes y no pasa un día sin que me cultive (Sí, cultive, porque me enseña me guia me da confianza) viéndo al menos un episodio.
Creo firmemente que esta serie refleja todo lo que soy como persona, todo lo que creo, y mi actitud frente a la vida. A su vez refleja lo que me parece que son las personas en general, vistas como un conjunto. (Vean el episodio "Sobre la última noche" de la temporada 12 o "Nunca debí haber ido a hacer tirolesa" de la 16 y piensen si no refleja a la perfección la realidad).
No es solo una serie de animación vulgar, grosera y estupida como muchos creen (y gracias a dios mucha gente piensa de esa manera porque me hace quererla aún más) no es tampoco una serie común y corriente como Los Simpsons, (y me molesta cuando en mi país la venden en los adelantos de comedy Central y de Mtv de esa manera), ¡NO!. South Park es otra cosa. South Park es, y no exagero, uno de los tratados filósoficos más importantes de nuestro tiempo. Un retrato esencial para que la gente que venga dentro de 100 años comprenda como era el año 2015. Por eso South Park debería ser exhibida en los museos del futuro; conservada, estudiada y analizada, porque forma parte de nuestro patrimonio cultural más selecto (y de nuevo, no exagero, y pienso que todo aquel que la ve y no la toma en serio, que la mira solamente que para entretenerse superficialmente con Cartman no merece verla). Así debería ser considerada South Park en 1oo años, como nosotros que leemos Madame Bovary o Rojo y Negro, Guerra y Paz, Don Quijote, o La montaña mágica. En South Park hay contenida más sabiduría que en todos los libros que se hayan escrito en los últimos cincuenta años. Y de nuevo, no exagero.
Mención especial para los personajes: Butters, Garrison, Randy, Stan, Kyle, Tweek, Craig, Kenny, Cartman, Los chicos góticos, Toallín, Chef... todos son maravillosos, definidos, con personalidad propia, más reales incluso que las personas que nos cruzamos a diario por la calle.
Hubo, sin embargo, ciertas turbulencias. En la temporada 18 casi comienza la decadencia de la serie con los peores capítulos de los más de 250 que ya llevan al aire. Pero gracias a dios no fue así: en un cambio de estilo para la temporada 19 con una critica a lo politicamente correcto como fondo y capítulos que conservan la linea argumental entre sí, se pude decir que la última es de las mejores 3 o 4 temporadas de su larga historia (cosa rara en los tiempos de hoy cuando ninguna serie pasa de las 5 temporadas sin volverse algo insoportable y lejano de la idea original).
Hoy, South Park, luego de 19 años, conserva toda su frescura, y a partir de los cambios, las mejoras y la crítica a la sociedad, continúa al aire, pero lo de verdad importante, continúa cada vez mejor. Espero con ansias la temporada 20 (y me parece que hay al menos confirmada hasta la 23).
Larga vida a sus creadores Trey Parker y Matt Stone. ¡Cómo qusiera vivir en South Park!