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Voto de claquetabitacora:
8
Intriga. Thriller. Drama La vida de Simon y Robyn, una joven pareja que acaba de mudarse a una nueva casa en California, comienza a verse incómodamente alterada cuando empiezan a recibir misteriosos regalos de un antiguo compañero de clase de Simon. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante las décadas de los 80 y los 90 hubo un tipo de películas que por derecho propio acabaron convirtiéndose en un subgénero. El trhiller con asesinos en serie y auténticos psycho killers viraba hacia un formato concreto. Con un par de pinceladas es fácil reconocerlo. Era aquel donde los protagonistas de la función, con una vida supuestamente apacible, rutinaria, agradable y sin apenas sobre saltos, recibían inesperadamente la visita y aparición de alguien, ya fuese hombre o mujer, que acababa por dinamitar su sistema establecido convirtiéndose en un auténtico festival de malas intenciones y situaciones más que tensas. Títulos como “La mano que mece la cuna” (Curtis Hanson, 1992), “De repente un extraño” (John Schlesinger, 1990) o incluso “Atracción fatal” (Adrian Lyne, 1988) entre otros tantos fueron los que marcaron, por así decirlo, un antes y un después. Lógicamente, para desgracia del propio género, aparecieron casi a la vez los fatídicos telefilmes que tanto habitan en las cadenas públicas y privadas y que han acabado por convertirse en el adjetivo despectivo e incluso el formato madre de las sobremesas televisivas del fin de semana de tal forma que aquellas películas que dieron como resultado un estilo marcado, acentuado y reseñable fueron desapareciendo poco a poco hasta tal punto que ya casi apenas hay. En resumidas cuentas: es un género que ya no interesa o no tanto como para considerarlo rentable. Quizás (y sólo quizás) David Fincher es el único que aún se atreve, de vez en cuando, en seguir apostando por él.

Joel Edgerton, actor secundario de reconocible rostro y con las dotes necesarias para demostrar que es un intérprete a tener en cuenta aunque haya algún papel que otro que demuestra que aún le queda mucho camino por recorrer, ha decidido pasarse al otro lado de la cámara para ocupar la silla de director con esta carta de presentación y que sirve para demostrar que el género, al igual que el western o el musical, no está muerto ni enterrado sino que aún puede seguir ofreciendo productos dignos, memorables y ante todo bien ejecutados. En la historia de “El regalo” contamos con tres personajes: Simon, Robyn y Gordon, alias Gordo. Los dos primeros son la pareja idílica. Él trabaja en una empresa de prestigio y ella es ama de casa debido a una serie de problemas del pasado pero que desea volver a trabajar para sentirse realizada. El último miembro de la ecuación es el rol que tiene un vínculo con el marido y que servirá como detonante de todo. La película podemos decir que está dividida en dos partes, muy diferenciadas, dejando la primera mitad para que el género thriller (sin necesidad de sangre, armas amenazantes ni sustos de gato más allá de algún momento puntual) y la segunda es la que vira hacia el drama puro y duro dejando al personal fuera de juego por la sencilla razón de que no hay cosa que cause más terror que ese pasado que creemos oculto en las mazmorras del silencio y aflore para ejecutar su propia y particular venganza.

Lo primero que queda patente al contemplar “El regalo” es que no estamos ante una película al uso, para nada. Todo sucede de forma pausada, quizás demasiado, dejando que la historia se aposente sobre un lecho de calma tensa. Las continuas y repentinas apariciones de Gordo en escena son empleadas para causar el efecto deseado pero uno se da cuenta que todo está hecho y enfocado para crear las dudas pertinentes alrededor de este personaje. ¿Y si a lo mejor no quiere causar daño sino reclamar atención y a su vez recibir el cariño que no tuvo en su adolescencia? Porque de eso trata en todo momento la película y de eso radica la sorpresa argumental y lo que la convierte en algo totalmente sorprendente: ver que las víctimas de los verdugos acaban por transformarse. Es difícil hablar sobre la obra de Edgerton sin spoilear las razones del porqué es una obra importante no sólo como director sino dentro del propio género. A veces los monstruos más perversos son aquellos que se disfrazan de personas anónimas, supuestamente respetables y con un nivel de vida acomodado. Estamos ante una obra de contrastes y por ende ante un relato bastante perverso en la ecuación. No porque salga casquería, sangre, desmembramientos ni porque aparezcan enajenados asesinos en serie. Veamos porqué “El regalo” se anticipa desde ya como uno de los títulos más estimulantes al respecto y aunque quizás no juegue en las grandes ligas sí tiene el material para poder contemplarla y añadirla en los listados de títulos a recomendar con eficacia rotunda.

Gordo se antoja como un ser socialmente un tanto perturbado pues su forma de ser es de difícil definición. Puede llegar a considerársele un acosador en potencia pero vemos que sus intenciones son siempre las de agasajar, hacer sentir bien a los demás, demostrar su aprecio y amistad de cualquier forma posible, regalando todo lo posible e intentando caer bien sea como fuere. El problema radica en que no hay límite en esas muestras efusivas de cariño. Simon siente que es una persona molesta, que tiene problemas de afecto y cariño y que deben deshacerse de él de la forma más diplomática posible mientras que Robyn siente cierta admiración morbosa por Gordo precisamente por ver el lado bueno de su presencia. Durante la primera mitad el tempo narrativo está al servicio de los detalles, esos que nos hacen tomar partido al instante. En todo momento estamos, lógicamente, del lado de la pareja protagonista. Un ser anónimo que invade nuestra privacidad, nuestra vida, nuestro día a día, aunque sea de forma correcta, educada y respetuosa, sigue siendo una amenaza y algo que incomoda. Pero a medida que avanza el entramado descubrimos que nada es lo que parece y lo que creíamos a pies juntillas se desmorona cual castillo de naipes frente a un ventilador. Es en el punto álgido del cambio de tono y género cuando descubrimos la sorpresa que ha estado aguardando dentro de esos roles.

- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
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