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Voto de el_tardígrado:
8
7,2
35.079
Comedia. Drama
Jojo "Rabbit" Betzler (Roman Griffin Davis) es un solitario niño alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas que ve su mundo puesto patas arriba cuando descubre que su joven madre Rosie (Scarlett Johansson) esconde en su ático a una niña judía (Thomasin McKenzie). Con la única ayuda de su mejor amigo imaginario, el mismísimo Adolf Hitler (Taika Waititi), Jojo deberá afrontar su ciego nacionalismo con las contradicciones de una guerra absurda. (FILMAFFINITY) [+]
6 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Jojo Rabbit' es una película llena de metáforas y significados ocultos. Una película que es demasiado ambiciosa, en mi opinión, a la hora de intentar transmitir ideas transcendentes. pero que se defiende existosamente en los momentos decisivos de la trama.
Como resultado, tenemos una obra maestra que baila entre la comedia y el drama. Una película que por momentos se ríe de sí misma, e incluso, diría que de la humanidad misma, pero que sabe tomarse en serio cuando debe hacerlo, respetando y destacando, los vínculos emocionales entre los personajes y sus circunstancias.
En definitiva, una película de obligada visualización.
Como resultado, tenemos una obra maestra que baila entre la comedia y el drama. Una película que por momentos se ríe de sí misma, e incluso, diría que de la humanidad misma, pero que sabe tomarse en serio cuando debe hacerlo, respetando y destacando, los vínculos emocionales entre los personajes y sus circunstancias.
En definitiva, una película de obligada visualización.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película te hace sentir multitud de sensaciones. Y eso es lo que me gustaría destacar en esta sección. El como maneja los hilos de tus emociones, y que, sin embargo, no te hace sentir forzado, ya que está tan bien logrado y balanceado que tus sentimientos fluyen inexorablemente con el avance de la trama.
La primera sensación es de incomodidad al ver a Johannes 'Jojo Rabbit', un niño de 10 años, frente al espejo, homenajeando a Hitler. Es una situación que te genera tensión y que alcanza su climax en el campamento, y que se irá diluyendo a medida que comprendes la esencia humorística que transciende.
La segunda sensación es de rabia. Cuando comprendes que, en realidad, no es más que un buen niño dogmatizado por el nazismo. Cuando intenta salvar a ese conejo adorable. Comprendes que él trata de venderse una realidad a sí mismo 'hablando' con Hitler, intentando llenar ese vacío que su padre dejó al partir a la guerra.
Esta sensación se desvanece cuando entra en escena rítmicamente Scarlett (la madre). Que te muestra un hogar repleto de amor y cercanía maternal. Entonces llega la tercera y más dolorosa sensación de todas.
La tercera sensación estalla cuando el vínculo se rompe. Cuando se tropieza en la horca con esos zapatos fácilmente identificables. En ese momento sufres una agonía que pocas películas te hacen sentir. Se rompe entonces la magia cómica e irrumpe el drama de la mano de la más pura empatía hacia ese pobre niño de 10 años confundido.
La cuarta y última sensación es de alivio. En momentos clave, como cuando Yorky (su mejor amigo) bromea con que 'no parece morir nunca' o cuando el general Tuerto le acusa de judío para que se libre del aprisionamiento de las tropas estadounidenses. Pero, sobre todo, cuando todo culmina con ese último y bonito baile con Elsa, que, en mi opinión, resume perfectamente el motivo de la película: un baile entre la comedia y el drama.
Para reír y llorar, de Taika Waititi.
La primera sensación es de incomodidad al ver a Johannes 'Jojo Rabbit', un niño de 10 años, frente al espejo, homenajeando a Hitler. Es una situación que te genera tensión y que alcanza su climax en el campamento, y que se irá diluyendo a medida que comprendes la esencia humorística que transciende.
La segunda sensación es de rabia. Cuando comprendes que, en realidad, no es más que un buen niño dogmatizado por el nazismo. Cuando intenta salvar a ese conejo adorable. Comprendes que él trata de venderse una realidad a sí mismo 'hablando' con Hitler, intentando llenar ese vacío que su padre dejó al partir a la guerra.
Esta sensación se desvanece cuando entra en escena rítmicamente Scarlett (la madre). Que te muestra un hogar repleto de amor y cercanía maternal. Entonces llega la tercera y más dolorosa sensación de todas.
La tercera sensación estalla cuando el vínculo se rompe. Cuando se tropieza en la horca con esos zapatos fácilmente identificables. En ese momento sufres una agonía que pocas películas te hacen sentir. Se rompe entonces la magia cómica e irrumpe el drama de la mano de la más pura empatía hacia ese pobre niño de 10 años confundido.
La cuarta y última sensación es de alivio. En momentos clave, como cuando Yorky (su mejor amigo) bromea con que 'no parece morir nunca' o cuando el general Tuerto le acusa de judío para que se libre del aprisionamiento de las tropas estadounidenses. Pero, sobre todo, cuando todo culmina con ese último y bonito baile con Elsa, que, en mi opinión, resume perfectamente el motivo de la película: un baile entre la comedia y el drama.
Para reír y llorar, de Taika Waititi.