Fue la penúltima película que Eduardo Campoy llevó a la gran pantalla. Para este largometraje, el realizador valenciano volvió a contar con Victoria Abril para el papel principal, como ya ocurriera en A solas contigo (1990), primer filme en el que trabajaron juntos.

En esta película la gran dificultad radica en que la actriz protagonista interpreta dos papeles distintos, los de las hermanas gemelas. Uno de los temas que trata la película es la obsesión sexual y lo hace bien. Era una apuesta arriesgada que se basaba en un guión inteligente de Agustín Díaz Yanes que hasta 3 años después no debutaría como director con la extraordinaria «Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto»).

Muestra un camino poco habitual en el cine español, ya que la propuesta tenía elementos de drama, de suspense y todo ello con una buena banda sonora, especialmente en el flamenco.

La escena final de la boda, cuando Manuel Bandera canta «Te adoraré» del gran Bambino, me parece un prodigio, es sutil y deja participar al espectador en el desenlace, le invita a reinterpretar la situación. Me ha parecido una película muy interesante, bien dirigida, con un guión sólido y original y con un gran final. Un 6,5.