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Voto de alfire:
21.185
Drama. Romance
En 1958, Stevens (Anthony Hopkins), un perfecto mayordomo, viaja por Inglaterra. Ahora trabaja para un millonario americano (Cristopher Reeve) que es el nuevo propietario de Darlington Hall, mansión que vivió su etapa de mayor esplendor veinte años antes, cuando su dueño, un aristócrata británico, reunía en su casa a los personajes más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa. Esta circunstancia permitió a ... [+]
6 de agosto de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede llorar viendo cotidianiedad? La respuesta es sí.
Ivory juega con los puntos débiles del ser humano en una película de una belleza tan exagerada que aún, con la escena más simple, no se puede separar la mirada de la pantalla.
El señor Stevens supera con creces en complejidad al personaje de Hannibal Lecter y, sin embargo, casi todo el mundo conoce a Anthony Hopkins por el último y ,seguramente, no se sabe que es el doctor del Hombre Elefante.
Toda la película esta henchida de una sensiblidad extraordinaria culminada en algunas escenas que pocos actores podrían soportar con dignidad, como la escena del libro, la de la despedida en el autobús o la escena cuadro final con una paloma que representa lo que el señor Stevens podría haber hecho desde un principio pero, la flema, el amor al trabajo o vete a saber tú qué, le impidieron hacer.
La he visto unas cuantas veces y el último visionado siempre me emociona más que el anterior.
Ivory juega con los puntos débiles del ser humano en una película de una belleza tan exagerada que aún, con la escena más simple, no se puede separar la mirada de la pantalla.
El señor Stevens supera con creces en complejidad al personaje de Hannibal Lecter y, sin embargo, casi todo el mundo conoce a Anthony Hopkins por el último y ,seguramente, no se sabe que es el doctor del Hombre Elefante.
Toda la película esta henchida de una sensiblidad extraordinaria culminada en algunas escenas que pocos actores podrían soportar con dignidad, como la escena del libro, la de la despedida en el autobús o la escena cuadro final con una paloma que representa lo que el señor Stevens podría haber hecho desde un principio pero, la flema, el amor al trabajo o vete a saber tú qué, le impidieron hacer.
La he visto unas cuantas veces y el último visionado siempre me emociona más que el anterior.
