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España España · madrid
Voto de benigno:
8
Drama "Los Ilusos" es una película sobre el deseo de hacer cine, o sobre lo que hacen algunos cineastas cuando no hacen cine; sobre perder el tiempo y el tiempo perdido; sobre conversaciones, borracheras, comidas y rutinas; sobre los paseos al salir del cine; sobre estar enamorado; sobre estar solo y estar con amigos, construyendo futuros recuerdos para una película futura." (FILMAFFINITY)
2 de diciembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los ilusos

Es una de esas películas que te van ganando a medida que avanza el metraje. En este caso son rollos de película caducados, algo que me parece toda una declaración de intenciones, y a pesar de sus imperfecciones, que no errores, te llena el espíritu y te hace sonreír por dentro. Me reconocía dentro, contigo, y reconocía las situaciones como nuestras y sobre todo me ha gustado la idea de la película.

Este año, todas las películas españolas que he visto hablan de la crisis de alguna u otra forma. Los ilusos también es una película sobre la crisis, en este caso desde el punto de vista del cine. Es una película sobre el cine, sobre la gente que hace cine, sobre la gente que quiere hacer cine, sobre un cineasta, sobre la gente que vive mientras rueda, o mientras piensa que va a rodar, gente que ve películas o que habla de películas, que no puede ver películas, que piensa en futuras películas y en escribir películas. No habla sin embargo, por voluntad propia, de la imposibilidad de hacer películas porque tiene esa vocación quizás “ilusa” de que siempre se puede contar una historia mediante luz y elipsis, siempre que se quiere, se puede.

Me gusta que la película sea fetichista de rutinas cinematográficas, de lugares emblemáticos para el cine en Madrid, lugares que tienden a desaparecer. Todo esto tiñe de melancolía a la película. Tinta su color, o su ausencia de color, hacia una nostalgia de algo que todavía está, pero que se siente que no va a estar. Es como si describiera una ausencia de presencias finitas. Seguir viendo cine, escribiendo, leyendo libros, dar vueltas alrededor de ideas, siempre será una buena frase con la que sentirse identificado, o con la que resumir la experiencia vital de alguien que ama el cine. Los actores me han gustado, del protagonista, Francesco Carril, he leído por ahí que es como un Antoine Doinel creado por Truffaut para sobrevivir en un Madrid idílico, aunque pesimista, como si fuera una ciudad con los días contados. Aura Garrido está maravillosa, todo lo natural que intentaba resultar en Planes para mañana, y que en mi opinión, no terminaba de conseguir, aunque se notaba el talento y la fuerza dramática de la actriz. Aquí está deliciosa con su preciosa voz, su frescura, sus abrigos sin forma, que le quedan de puta madre, y sus ansias por salir a fumar mientras cena. Los demás también me han gustado, en especial el amigo actor que persigue a Javier Rebollo (Vito Sanz) y la amiga actriz que no quiere ser la nota de color realista sentada al fondo a la izquierda (Isabelle Stoffel).

Me he reído, me he emocionado y me han dado ganas de vivir con Los ilusos, es en cierta forma un paso enorme hacia delante en la filmografía de Jonás Trueba, después de la más convencional Todas las canciones hablan de mí. Me ha parecido que la fórmula funcionaba, al menos para mí. Supongo que será también por una cuestión de conexión temática y, aunque la película es presa de su estilo y de una postura visual rígida, me ha molestado menos de lo que puede hacerlo a cualquier "antigafapasta". Me parece que es una película viva, a pesar de estar tan condenada a salir y entrar por textos literarios, voces en off del propio director y claquetas que recuerdan que es una ilusión, un artilugio de luces y sombras que funciona como cuaderno de bitácora y como expresión libre de alguien con ganas de contar y de mostrar su visión de algo para lo que vive. La resistencia del cine, más allá de la muerte anunciada sin descanso de ese mismo cine. La prueba puede que sea ese final de niñas jugando con cintas vhs, amontonándolas en bloques y sin saber que eran, para qué servían y sin saber qué hacer con ellas.
benigno
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