Premios Pulitzer y Tony son los galardones más importantes obtenidos por la obra de teatro 'Doubt: A Parable' de John Patrick Shanley. Tales logros hicieron que rápido se plantease una adaptación cinematográfica, La Duda (2008). Como el dramaturgo tras la obra, Shanley, contaba con experiencia como director -la comedia Joe Contra el Volcán (1990)- y guionista - un Oscar por Hechizo de Luna (1987)- fue él mismo el encargado de escribir el libreto y dirigirlo.

Estrenada en época destinada a las prestigiosas producciones que optan a grandes premios, La Duda convenció a crítica y público, y sí, estuvo en las candidaturas de galardones tan importantes como Globos de Oro, BAFTA y Oscar, con cinco nominaciones, cuatro para los principales protagonistas, Meryl Streep, Phillip Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis. La quinta candidatura fue para el guión de John Patrick Shanley. No ganó ninguno.

Años sesenta, un barrio del Bronx. El padre Brendan Flynn (Hoffman) aboga por un cambio en la iglesia para modernizarse en los tiempos que corren -por ejemplo, poner alguna canción laica en la fiestas de navidad, aceptar alumnos negros como monaguillos-. La otra cara de la moneda es la rígida hermana Aloysius Beauvier (Streep), que no soporta la actitud abierta de miras del padre Flynn. La oportunidad de derruirle le llega el día que la hermana James (Adams) le cuenta un chismorreo, el padre Flynn ha llevado un niño a la rectoría, saliendo el crío de allí en estado ebrio, haciendo pensar que se ha cometido pederastia.

Como muchas películas de la productora de La Duda, Miramax (Shakespeare in Love, El Paciente Inglés), el film de John Patrick Shanley es una producción concebida para la temporada de premios. Quiero decir que encontramos un largometraje medido con los ingredientes que tiene el cine de 'qualité'. A pesar de la ausencia final de los galardones La Duda es una película redonda que los hubiera merecido. Es culta, hace pensar y lo mejor, entretiene y gusta.

La dirección de John Patrick Shanley es académica, pero el director está incluso más entonado con su propio guión -se nota que lo conoce como la palma de su mano- y pone sobre la mesa un tema delicado como el de la pederastia en la iglesia -a la orden del día-. En La Duda se hace de una manera sugerente, con detalles que hacen pensar que el delito se puede haber cometido, para a continuación encontrar una refutación que hace pensar todo lo contrario. Si no la película no se habría llamado La Duda, se habría llamado La Certeza. Intriga de la buena.

Durante noventa ajustados minutos en La Duda el espectador se debate entre los puntos de vista enfrentados de dos excelentes personajes, unos increíbles Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman, sublimes en la piel de unos personajes complejos en una situación que les permite a ambos intérpretes una evolución en su comportamiento bastante creíble, con buenos diálogos, dotes teatrales y ciertos excesos y tics para caracterizar aún más -y mejor- su notoria labor.

Otros aspectos a destacar: las secundarias Amy Adams y Viola Davis, y las emocionantes notas de la partitura de Howard Shore (saga El Señor de los Anillos).