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España España · Barcelona
Voto de David MS:
6
Bélico. Drama Guerra de Vietnam. Recién incorporado a su pelotón, en la jungla vietnamita, el soldado Eriksson (Michael J. Fox) es testigo de un crimen brutal cometido por sus compañeros. Incapaz de permanecer al margen, se enfrentará al resto del pelotón, pero sobre todo al sargento Tony Meserve (Sean Penn), un hombre enérgico y carismático pero desquiciado por el horror y la brutalidad de la guerra. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fructífera década de los ochenta la que ofreció un Brian De Palma que tocó diferentes géneros con dispar éxito taquillero pero casi siempre con buenos resultados artísticos. En estos años rodó un par de recordados clásicos del cine de mafiosos (El Precio del Poder, Los Intocables de Eliot Ness), dos películas que bebían del estilo de su maestro Hitchcock (Impacto, Doble Cuerpo) y Corazones de Hierro, drama bélico de escasa fortuna y repercusión. El reparto: Michael J. Fox, Sean Penn, John C. Reilly, Don Harvey, John Leguizamo y Ving Rhames.

Guerra de Vietnam. El novato recluta Eriksson (Fox) se enfrenta a sus cuatro compañeros de pelotón (Penn, Harvey, Reilly y Leguizamo) después de que éstos violen y maten a una joven vietnamita (Thuy Thu Le). Corazones de Hierro hace especial hincapié en el enfrentamiento entre dos de ellos, el joven Eriksson y el Sgt. Tony Meserve -lo normal al tratarse de Fox y Penn, al fin y al cabo, las estrellas de la función-.

Aquellos que busquen cine bélico en Corazones de Hierro mejor paren la película en el minuto 10 tras la primera y bien escenificada batalla, y pónganse Platoon, La Chaqueta Metálica o La Colina de la Hamburguesa -por decir tres-. A De Palma no le interesa tanto el conflicto bélico de la guerra de Vietnam como la tortuosa relación del soldado Eriksson con sus cuatro problemáticos compañeros. Es Corazones de Hierro más que cine de guerra, un emocional drama en pro de los derechos humanos y la insensibilidad que produce la guerra en aquellos que intervienen en la contienda -visto a través de las constantes denuncias de Eriksson-.

Dirige un De Palma algo más impersonal que de costumbre pese que no faltan escenas y planos que llevan su firma. Se puede decir que en Corazones de Hierro primó el obrar con oficio antes que el talento personal que atesoraba su cine en esos momentos. El resultado es una película de buena estética, alguna aislada batalla, y un tour de force entre un gran Sean Penn que empezaba a despuntar y el siempre buenazo Michael J. Fox.

Otros aspectos a destacar, el papel de un abofeteable Don Harvey, y la bonita y como en muchas películas lacrimosas, manipuladora (y reiterada) banda sonora de Ennio Morricone, repitiendo con De Palma tras Los Intocables de Eliot Ness.
David MS
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