Casi 40 millones de dólares recaudó El Invitado el pasado fin de semana en la cartelera USA, no suficientes para ser número 1 (que recayó en The Vow) pero para nada una mala cantidad en un año 2012 donde cualquier producción de medio pelo consigue cifras decentes. Dirigida por el chileno-sueco Daniel Espinosa, es una producción de Denzel Washington, también protagonista junto al ascendente Ryan Reynolds de este thriller de acción ambientado en Sudáfrica. Acompañan insustancialmente y sin casi importancia intérpretes como Brendan Gleeson, Vera Farmiga, Sam Shepard, Robert Patrick, Rubén Blades y Liam Cunningham.

Tobin Frost (Washington) es un ex-agente de la CIA prófugo que posee un microchip con datos de traidores dentro de la misma compañía y otras organizaciones gubernamentales. Tras huir de unos asesinos se entrega a la embajada de los USA, que para protegerle y sacarle información le llevan a un piso franco donde trabaja un agente de la CIA primerizo, Matt Weston (Reynolds), que se verá inmerso en la protección del detenido una vez los mismos asesinos que van en su captura aparezcan y tiroteen a los agentes que se encargan de salvaguardar el lugar.

En la figura de Daniel Espinosa directores como Tony Scott, Paul Greengrass y hasta Michael Bay pueden haber encontrado un renovado sustituto. La poderosa y enérgica dirección que hace en El Invitado recuerda en más de un momento al cine de estos tres directores: la puesta en escena y la fotografía podrían estar sacadas de Spy Game (de Scott), las batallas cuerpo a cuerpo y el montaje evocan a la saga Jason Bourne (de Greengrass), y la persecución no está para nada lejos de la que se vio en La Roca (de Bay), todo esto salvando las distancias y sobre todo el presupuesto, pero para nada en el resultado final que, distando mucho de ser notable, acaba por resultar convincente.

En su contra para hacer de El Invitado esa notable película hay un guión de David Guggenheim con un trama de espionaje poco original, con un giro final lejos de ser sorprendente (como siempre en estas producciones hay un topo, que en El Invitado solo hace falta que nos telegrafíen para adivinar quién es). Por suerte, la citada labor de Espinosa en las eficientes escenas de acción y las interpretaciones de un chulesco Denzel Washington (en un papel parecido al de Training Day) y de un entonado Ryan Reynolds hacen olvidar ese guión, simple leitmotiv y mera excusa para hacer que avance la cinta y ver esos combates, tiroteos y persecuciones por las que todos pagamos la entrada de cine.