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España España · Alicante
Voto de McMartigan:
9
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Woody Allen es un genio nadie lo puede discutir a día de hoy. Con un estilo bastante peculiar y un físico digamos característico, lleva décadas creando éxitos de taquilla y sobre todo crítica uno tras otro. O lo amas, o lo odias, no hay término medio con él. Pero sus estupendísimos -y a la vez raros- guiones han sido el puntal de películas inolvidables como "Manhattan", "Hannah y sus hermanas", "Delitos y faltas" o "Balas sobre Broadway". Cierto es que el último Allen era algo irregular, alejado de su mejor versión.. En los últimos años no protagonizaba sus películas, y sus historias parecían menos frescas. Se hablaba de un Woody Allen acabado, o iniciando su declive.

Y entonces llegó "Medianoche en París". Alejado ya de su adorada Nueva York, escenario de un 95% de su filmografía, Allen sigue trabajando en la vieja Europa, siguiendo la senda iniciada por la londinense "Scoop". Aquí nos regala los maravillosos paisajes de la siempre fascinante ciudad de las luces, un regalo para la vista, una historia que recorre no sólo los monumentos más emblemáticos de París -la obligada Torre Eiffel, los Campos Elíseos, el Arco del Triunfo- sino que también nos regala viajes inolvidables por sus estrechas callejuelas empedradas de los barrios bohemios, ese París desconocido para el turista medio, pero que es tan mágico como sus sitios más populares.

Y es que si se tuviera que emplear un adjetivo para describir esta cinta, sería "mágica". Hay magia en cada toma, en cada brillante diálogo, en cada detalle del escenario, en cada pequeña pieza de música. Los minutos iniciales, con esas tomas continuas del París cotidiano, nos hacen enamorarnos de la película, porque nos hace amar a esa ciudad, acompañados de las trompetas de Sidney Bèchet.

Allen crea una de sus mejores comedias, una comedia romántica, no absurda pero sí mágica, de cuento, donde la propia París es testigo y cómplice, y también protagonista de una historia de amor; la de un escritor -interpretado brillantemente por el recuperado Owen Wilson, en una clara versión joven del propio director- incomprendido y agobiado por un estilo de vida que ni comprende ni disfruta, y embarcado en una relación de ¿amor? con una rica e insoportable joven -la preciosa Rachael McAdams- que poco a poco, en una serie de liberadores paseos nocturnos por las calles parisinas, va descubriendo otro mundo, distinto, bohemio, mágico, donde la verdadera vida, la que siempre ha ansiado llevar, empieza a medianoche.

No puedo desvelar datos concretos sobre el argumento, porque revelaría muchas sorpresas que hacen encantadora esta película. En un ejercicio de estilo como sólo puede hacer un maestro, Allen mezcla fantasía, romanticismo y humor para crear un cuento agradable de ver, ligero y que en muchas ocasiones nos hará sonreír. Nominada a varios premios de la Academia -Película, Director y Guión Original, a mayor gloria de Allen- en un principio no parte como favorita, es posible que se decida premiar una película original y divertida, hecha con elegancia.

Recomendada para todos aquellos que tienen espíritu bohemio, les encanta París o bien, sencillamente quieren disfrutar de una buena película.
McMartigan
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