Me quedo con tres cosas de esta brillantísima película:

1- Me ha encantado, Woody Allen es una apuesta segura SIEMPRE. Da igual que la película sea dramática o cómica, absurda o coherente, es un monstruo. Haga lo que haga va a estar mejor que bien -qué pena que eso incluya contar con Penélope Cruz de vez en cuando...-

2- Al igual que vimos en "El lado bueno de las cosas", la gente con problemas mentales basados en la ansiedad, estrés, depresiones, no son cosas de otro planeta. Los tenemos muy cerca, a veces demasiado. Y es muy difícil hablar de ello en una pantalla, sin convertirlo en un espectáculo de circo. Allen se mete de lleno con un guión poderosísimo, dentro de un argumento simplista, y nos regala escenas de cotidianidad que brillan por su dramatismo, escenas que dentro del mismo cuadro son graciosas y terribles a un tiempo.. y dolorosamente reales.

3- ¿Alguna actriz este año va a darnos una interpretación mejor que la de Cate Blanchett? Yo lo dudo. Igual la vemos con cara de afectación con la jet-set tomando Vodka -Stolichnaya- con Martini y una filigrana de limón, hablando de sus joyas; que sentada en un parque con la cara demacrada, ojos acuosos y hablando sola, inspirando a la vez miedo y ternura. Y, aunque no lo parezca, es la misma actriz. Soberbia es quedarse corto.