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Drama
Léo Lauzon es un niño que vive en un humilde barrio de Montreal, atrapado en una sórdida existencia. Cada noche intenta evadirse por medio de los recuerdos, los sueños y su desbordante imaginación, pero la cruda realidad familiar interrumpe siempre sus fantasías: tiene un padre obsesionado por la salud intestinal de toda la familia, un hermano culturista que vive preso del miedo, dos hermanas que padecen trastornos mentales, un abuelo a ... [+]
11 de febrero de 2008
14 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Léolo es un talentoso y fascinante niño aferrado a su fantasía y literatura como salvoconducto de toda la MIERDA que le rodea, metafórica y literalmente.
Léolo, tú desprecias la MIERDA que tanto anhela tu padre (si es que es tu padre, porque tú tienes una teoría mucho más elaborada al respecto), y amas la belleza que jamás has morado.
Esta obra debe ser tratada sin prejuicios, y aun así no es apta para cualquier paladar. Pero señores, la casquería forma parte de la más alta cocina.
Jamás deberá entrarte por los ojos, sino por las entrañas, desde el hígado hasta los intestinos, aterrizando directamente en el corazón. Una vez uno tenga la sensibilidad y los arreos como para impregnarse de toda la MIERDA que inunda la casa de nuestro héroe, comprenderá cómo no es fácil pernoctar en la locura sin rozarla; fluctuaremos sobre el quebradizo umbral de la fantasía y la locura; sentiremos en nuestra propia piel las cuitas del desdichado Léolo y lo amaremos para siempre.
Lauzon, nos dejaste huérfanos y no es justo, ¡MIERDA!
Léolo, tú desprecias la MIERDA que tanto anhela tu padre (si es que es tu padre, porque tú tienes una teoría mucho más elaborada al respecto), y amas la belleza que jamás has morado.
Esta obra debe ser tratada sin prejuicios, y aun así no es apta para cualquier paladar. Pero señores, la casquería forma parte de la más alta cocina.
Jamás deberá entrarte por los ojos, sino por las entrañas, desde el hígado hasta los intestinos, aterrizando directamente en el corazón. Una vez uno tenga la sensibilidad y los arreos como para impregnarse de toda la MIERDA que inunda la casa de nuestro héroe, comprenderá cómo no es fácil pernoctar en la locura sin rozarla; fluctuaremos sobre el quebradizo umbral de la fantasía y la locura; sentiremos en nuestra propia piel las cuitas del desdichado Léolo y lo amaremos para siempre.
Lauzon, nos dejaste huérfanos y no es justo, ¡MIERDA!