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Voto de Michael Myers:
4
Ciencia ficción. Acción Unos pandilleros urbanos del futuro se alían en un frente común para derrotar a unas brigadas de la muerte dirigidas por un villano (Henry Silva) que trabaja a las órdenes de un empresario que pretende dominar el Bronx. Trash, el guerrero más temerario, convertido en el paladín de los pandilleros, actua en colaboración con dos expertos en operaciones explosivas. Secuela del film "1990: Los guerreros del Bronx". (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2023
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No hace muchos días pude ver la primera entrega de esta secuela llamada '1990: Los guerreros del Bronx' que, a pesar de sus evidentes limitaciones, tenía su cierto atractivo viendo el cuidado estético de las tribus que pululaban por el ya abandonado a su suerte barrio del Bronx, la fotografía y dirección artística igual de cuidadas y la presencia de actores con solera como Vic Morrow o Fred Williamson.

Me animé a darle el beneficio de la duda a su segunda parte (que no sabía de su existencia hasta después de ver la peli anterior), pero he salido peor parado de lo que esperaba en el filme antecesor, cosa realmente sorprendente.

Como ya he dicho, uno de los atractivos de la anterior eran las bandas, cada una con su estética y forma de operar. Aquí van a unir fuerzas por luchar contra la corporación que quiere arrasar todo lo que queda del barrio para fines inmobiliarios, pero de los vándalos que quedan ya no hay apenas diferencias entre ellos, ni clanes, ni personalidades llamativas como tenía al menos el largometraje de donde venimos, donde había secundarios con personalidad que ponían su parte. Ni siquiera el relevo de Hammer con el rostro de Henry Silva llega a lo que fue aquel personaje debido a que este se dedica más bien a dar ordenes y a poco mancharse las manos.

Por otra parte, me sorprende lo cambiados que están los pandilleros en cuanto a carácter. Lo normal era esperar resistencia desde el principio contra los villanos de la función, pero se conforman con resistir sin hacer mucho ruido, solamente en el tramo final se ve por fin lo que debería haberse visto desde el minuto uno, aunque con conveniencias del guion del estilo 'vehículos que explotan con unos pocos tiros'.

Es realmente sorprendente como de un año para otro, el espíritu se ha perdido totalmente y queda una secuela que se deja ver gracias a la presencia de Mark Gregory que lidera la película sin problemas y una historia llevadera con sus secuencias de acción marca de la casa y algún secundario como el hijo de Strike experto en explosivos, pero ya. Se siente como una película independiente de la original y sin el encanto de aquella.
Michael Myers
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