En la historia del cine ha habido, y seguirá habiendo, dúos que dieron algunas de las mejores películas de todos los tiempos; por ejemplo, John Ford y John Wayne (‘La diligencia’, ‘Centauros del desierto’, ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, ‘El hombre tranquilo’…), Robert De Niro y Martin Scorsese (‘Taxi driver’, ‘Toro salvaje’, ‘Uno de los nuestros’…) o Tim Burton-Johnny Depp (‘Eduardo manostijeras’ y ‘Ed Wood’, principalmente). Normalmente, se olvida otro formidable dúo actor-director que también ha dado ratos de terror y diversión, tal vez porque no alcanzaron las cotas de excelencia y qualité cinematográfica que llegaron a obtener los dúos anteriormente citados; pero, a su manera, este dúo ha hecho historia. Sam Raimi y Bruce Campbell.

En un corto de 1977 llamado originalmente ‘It’s murder! (traducido sería algo como ‘¡Eso es asesinato!’) se encontraron por primera vez y, tras algún corto más juntos, en 1981, debutaron juntos en un largometraje llamado ‘Posesión infernal’ (también conocido como ‘Evil Dead’), un filme de ínfimo presupuesto donde el resto del reparto no eran tampoco nombres conocidos. Todo un filme de serie B, vaya.

Sin embargo, cualquier película buena no necesita necesariamente ni un gran presupuesto ni un reparto de estrellas. Solo basta con que la gente de producción sea competente y que la historia, y su guión, sea bueno. Aquí hay ambas.

Ahora todos reconocemos a ‘Posesión infernal’ como una de las grandes películas de terror de los últimos 35 años, pero ¿qué hizo a este filme tan popular? Pues es muy fácil; puede que no tuvieran presupuesto para unos efectos espectaculares, pero lo que hacen para la película es bastante bueno para lo que pudieron reunir, así como su maquillaje cuando los poseídos aparecen Su reparto, salvo el gran Bruce Campbell que hoy es una figura conocídisima, no era un desecho de estrellas; pero es justo decir que todos cumplen delante de la cámara –algunos más y algunos menos, eso sí- sin quedar a la altura del betún.

Y la historia es bastante potable. El guión consigue darle una nueva revisión a la vieja historia de la casa (cabaña, en este caso) encantada y ha logrado un pequeño universo de maldiciones, demonios que se tragarán tu alma, y pasajes del que hoy en día aún colea, gracias a su fama y a la serie de TV ‘Ash vs Evil Dead’. Por darle un defecto, quizás no da todo el miedo que su publicidad quiere transmitir; sí que da un poco de respeto, pero hasta ahí.

Esta película es una prueba de que, como he dicho anteriormente, no se necesitan ni grandes presupuestos ni nombres rimbombantes para que salga una película competente. ‘Posesión infernal’ es una película muy disfrutable y respetable por todo lo que ha conseguido con cuatro duros.

Larga vida a Ash Williams.