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Voto de Michael Myers:
13.405
Fantástico. Comedia. Aventuras
Basada en el famoso videojuego de la compañía Nintendo. Dos hermanos fontaneros se adentran en un mundo paralelo para salvar a la princesa Daisy de las garras del rey Koopa y su ejército de reptiles. (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente había mejores cosas que hacer que ver esta película, como meterme tenedores en los ojos o beber fregasuelos, pero al César lo que es del César, algunas personas en nuestro fuero interno sentimos una tentación irresistible de ver las mayores mierdas inimaginables por el placer de despotricar o pegarse unas risas, o ambas.
Recuerdo que 'Super Mario Bros.' la vi hace ya cuando Jesucristo no estaba ni crucificado y claro, cuando se es niño no se le da tanta importancia a la calidad un filme ni a ninguno de sus aspectos; por el contrario, cuando se es mayor y más consciente el castillo de naipes se cae sin remedio alguno. Es un desastre, pero un desastre con cierta fascinación.
Apostaría 1.000.000 de euros, que no tengo, a que se podrían contar con los dedos de una mano las personas a las que el proceso creativo de la peli les resultase placentero. El fallecido Bob Hoskins, John Leguizamo o Dennis Hopper echaron pestes del proyecto, así como los propios directores. Según leí, el guion presentado y el guion con el que se filmó fueron distintos y el rodaje era un caos casi cada día.
Con tales ingredientes, era claro que el resultado iba a ser una castaña épica. Los propios hermanos fontaneros dan entre pena (Hoskins al verle en horas bajas) y vergüenza (Leguizamo, quien ni siquiera se dejó bigote para parecerse un poco a su contraparte de los videojuegos), la trama deja de importar al rato y la sensación de que en ningún momento se va a salvar es mayor cada minuto. Y, aún así, tiene ciertos momentos que salvan (dentro de lo poco que se puede salvar) el filme de no tener nada, aunque esos momentos vengan por situaciones tan vergonzosas que dan risa ("¡bob-omb!").
El resultado fue toda una puñalada a la que ya era por aquel entonces una saga mítica de los videojuegos, no quita que tenga un aura de fracaso encantador que hace al largometraje digno de ver, aunque solo sea por rajar después de tan pedazo de hongo putrefacto. Un hongo putrefacto cuyo productor es nada más y nada menos que Roland Joffé, director de la maravillosa 'La misión'.
Recuerdo que 'Super Mario Bros.' la vi hace ya cuando Jesucristo no estaba ni crucificado y claro, cuando se es niño no se le da tanta importancia a la calidad un filme ni a ninguno de sus aspectos; por el contrario, cuando se es mayor y más consciente el castillo de naipes se cae sin remedio alguno. Es un desastre, pero un desastre con cierta fascinación.
Apostaría 1.000.000 de euros, que no tengo, a que se podrían contar con los dedos de una mano las personas a las que el proceso creativo de la peli les resultase placentero. El fallecido Bob Hoskins, John Leguizamo o Dennis Hopper echaron pestes del proyecto, así como los propios directores. Según leí, el guion presentado y el guion con el que se filmó fueron distintos y el rodaje era un caos casi cada día.
Con tales ingredientes, era claro que el resultado iba a ser una castaña épica. Los propios hermanos fontaneros dan entre pena (Hoskins al verle en horas bajas) y vergüenza (Leguizamo, quien ni siquiera se dejó bigote para parecerse un poco a su contraparte de los videojuegos), la trama deja de importar al rato y la sensación de que en ningún momento se va a salvar es mayor cada minuto. Y, aún así, tiene ciertos momentos que salvan (dentro de lo poco que se puede salvar) el filme de no tener nada, aunque esos momentos vengan por situaciones tan vergonzosas que dan risa ("¡bob-omb!").
El resultado fue toda una puñalada a la que ya era por aquel entonces una saga mítica de los videojuegos, no quita que tenga un aura de fracaso encantador que hace al largometraje digno de ver, aunque solo sea por rajar después de tan pedazo de hongo putrefacto. Un hongo putrefacto cuyo productor es nada más y nada menos que Roland Joffé, director de la maravillosa 'La misión'.
