Basado en hechos reales, aunque con ciertas licencias que advierten al final del largometraje, esta película se basa en la lucha de dos marcas de coches como Audi y Lancia que se batieron el cobre durante el Campeonato del Mundo de Rallys en 1983 con los equipos Audi Sport y Martini Racing (Lancia), respectivamente liderados detrás del volante por Cesare Fiorio y Roland Gumpert, quienes tenían, a juzgar por este filme, su duelo de egos particular.

Quitando los elementos inventados (como lo de la homologación de 200 coches de calle del modelo de competición), estamos ante el que diría que es uno de los mejores productos audiovisuales de automovilismo que he visto en los últimos años; por detrás de 'Rush' o 'Le Mans 66', aunque no a mucha distancia de ellos.

Y la razón principal es que se puede oler el ambiente del mundial y la gasolina al otro lado de la pantalla. Cuenta con escenas con los coches de competición bastante espectaculares en el que hasta se ven tomas a ras de suelo con un ambiente prácticamente calcado al que se vería en un rally real y se nos da también escenas de los equipos entre bambalinas con los pilotos y los mecánicos, especialmente con el equipo de Lancia quienes son los mayores protagonistas del relato.

Un equipo Lancia donde destaca como rostro principal el de Riccardo Scamarcio, conocido por haber cabreado a un tío como John Wick, como Cesare Fiorio quien tiene que lidiar durante el año 1983 con tensiones que se pueden esperar dentro de un equipo de automovilismo de élite como discusiones con pilotos o accidentes graves. No recuerdo haber visto nada del verdadero Fiorio, por lo que no sabría decir el grado de fidelización; lo que sí tengo que decir es que la actuación de Scamarcio es elogiable porque da el pego como jefe de equipo, quien además es uno de los guionistas y uno de los productores.

Daniel Brühl es el otro jefe del equipo rival Audi interpretando a Roland Gumpert quien es una de las patas cojas ya que creo que no se le saca demasiado partido a un actor de un talento ya demostrado, lastrado por un libreto centrado generalmente en el equipo Martini Racing con los Lancia 037.

Volker Bruch como el piloto de Lancia Walter Röhrl tiene también su espacio de lucimiento y sean algunas de sus escenas inventadas o no es un personaje que hace subir el nivel general por su buen papel como piloto de gran talento con un don para la mecánica. Me gustó sobre todo su explicación de como funciona un motor con un yogur.

Para los fans del automovilismo y de los rallys en particular, creo que este largometraje puede satisfacer sus expectativas por intentar traer de la mejor manera posible el ambiente de los rallys y sus tejemanejes entre etapa y etapa, un libreto que no deja apenas descanso para el aburrimiento (ayuda también que el tema te guste) y un elenco que no desentonan en sus respectivos personajes, sobre todo los ya nombrados Scamarcio y Bruch.