Pixar (junto con Disney) vuelve a fabricar otro éxito de su carrera en el cine de animación, con avalancha de premios incluido. Aunque, para mi, no borda la perfección.
En este largometraje vemos, en otra película más, un lugar devastado y sin vida de un planeta Tierra devastado y sin vida debido al excesivo nivel de contaminación. Solo los Wall•E, robots de limpieza, están presentes para limpiar el estercolero.
Mientras uno de los robots de limpieza (que siente como un ser humano, algo que no esperaba) persigue una luz roja, una nave aterriza y de ella sale EVA que cambiará la existencia de Wall•E y de muchos más.
Para muchos es una obra maestra del cine de animación (Oscar y Globo de Oro le avalan). En mi opinión, es una muy buena película, pero no llega a ese nivel. Algunos personajes (sobre todo los dos protagonistas) están logrados, y es tierna esa historia de amor que empieza torpemente (por Wall•E, que viene a ser un Steve Urkel hecho robot), pero que avanza con el paso de los minutos.
Y el tramo en la colonia deja ver con claridad unos humanos tratados como esclavos del bienestar con giro en sus anodinas vidas. Este tramo mantiene el buen nivel que llevaba la película con las escenas en el estercolero (o planeta Tierra).
Así pues queda una muy buena película compuesta de una bonita historia, con toques de atención para el ser humano y con dos personajes que han entrado en la historia del cine de animación.