Aunque Roland Emmerich sea un realizador conocido mayormente por querer destruir la humanidad, o parte de ella, de todas las formas posibles, hubo veces en las que solamente buscaba una forma de entretener al respetable público, y cuando iba por esta dirección desde luego que encuentra material del bueno como lo fue 'Soldado universal' y esta 'Stargate, puerta a las estrellas', con James Spader y Kurt Russell a los mandos.

En este filme no hay destrucción que valga, sino una simple, entretenida y muy resultona historia de aventuras donde una puerta encontrada en 1928 será la puerta (nunca mejor dicho) para visitar otro mundo llamado Abydos. Una premisa simple que esconde un largometraje con un manejo ágil de la narración donde no hay lugar para el aburrimiento debido a que en mayor o menor medida no dejan de suceder cosas. Ya sea investigaciones sobre la susodicha puerta o correrías al otro lado de ella, donde el villano de turno tiene sometida a la población del lugar.

Para una de esas veces donde solamente se busque simple pasatiempo, esta es una propuesta bastante convincente, ya no solo por el poco aburrimiento que hay, sino porque su historia no pierde interés, a pesar de su simpleza de buenos contra malos; el reparto está muy convincente y la banda sonora acompaña que da gusto, obra de David Arnold que le coge el truco a la ambientación y a los sucesos y los envuelve magníficamente bien. Una pena para Emmerich no haber vuelto a colaborar con Arnold desde 'Godzilla'.

Además, el mérito de esta obra ya no reside solamente en sus propias virtudes, sino en la cantidad de series y películas derivadas de esta. Prueba de que el filme no solo no fue exitoso; también influyó para futuras creaciones. Y una de las mejores formas de demostrar gratitud con la obra es continuar sus pasos y expandir su mitología, como ha pasado con la saga de 'Alien' y con tantas otras. Por tanto, queda una película más que entretenida, con multitud de aciertos e influyente. Conseguir mucho con poco.