La saga de 'Toy Story' es una de mis grandes sagas pendientes de la historia del cine. Al menos en lo que respecta a las tres últimas partes, ya que la cinta original de 1995 sí que la vi, pero hacía tanto tiempo de eso que merecía un revisionado antes de pasar a los demás.

Después de más de 25 años desde que se estrenó en las salas de cine, que vaya a contar algo nuevo es perseguir un imposible. Es una cinta tan metida en la cultura popular que ha ido atrayendo a la gente que la vio en su momento y a gente que la descubrió después que pretender ir de analítico es una pérdida de tiempo.

Lo que sí puedo añadir de cosecha propia es que 'Toy Story' sigue manteniéndose tan fresca como cuando se estrenó en los 90. En poco mas de setenta minutos hay espacio para evolución de personajes (especialmente Woody y Buzz Lightyear), aventuras y drama bien narrados. Además, un mérito secundario, pero no por ello menos importante, es que es un filme que funciona tanto para niños, como para adolescentes, como para adultos debido a que no trata al niño/a como idiota y para un adolescente o una persona adulta el factor humano dentro de esta historia (los celos de Woody, la fuerte amistad entre los juguetes...) es un elemento de conexión; además de recordar tiempos más simples donde no había que pensar en nada más que pasarlo bien e ir al colegio como mayor responsabilidad.

Sin duda alguna, estamos ante una de esas películas que no solo han tenido éxito fruto de su momento, sino que el paso del tiempo la ha tratado mucho más que bien dando a entender que no fue un golpe de suerte de Pixar y que, seguramente, se seguirá hanlando de 'Toy Story' en el futuro. Es lo que pasa cuando las historias, sus personajes y los medios utilizados son notables o sobresalientes.