Yo viví, aunque apenas lo recuerdo porque no tenía ni 10 años, aquellos tiempos de convulsión después de saber la fatídica noticia de la muerte de la princesa Diana, y esta película puede ayudar un poco a ver como fueron aquellos tiempos en Buckingham y Tony Blair y su entorno familiar y profesional.

Stephen Frears enseña una visión tanto buena como mala de la Reina Isabel II (gran trabajo de Helen Mirren y del maquillador/a, peluquero/a y encargado/a de vestuario), y de todas las personas envueltas en el suceso. Me gusta que no sea una película que quiere quedar bien con todo el mundo, y no tema mostrar algunas incomodidades sobre algunos personajes. La única excepción es la del Príncipe Carlos que parece un buenazo, cuando la propia Diana reconocío en una entrevista, cuya frase se puede oír en la película, que había tres personas en ese matrimonio. Y eso no es ser un buenazo.

En general, es una película con envoltorio de telefilm de Antena 3 de fin de semana después de comer, pero su factura técnica detrás (ya sea dirección o banda sonora) y delante de las cámaras la hace bastante mejor de lo que puede parecer en un principio.