'El hombre de Alcatraz' (título curioso porque mucha de su estancia en la película no lo pasa allí) es una enseñanza de que el ser humano tiene mucho potencial, y si se aprovechase ese potencial para construir y no para destruir ni dañar a nadie este sería un planeta mejor.

En la vida de Robert Stroud, muy bien llevado a la pantalla por Burt Lancaster a quien no voy a descubrir a estas alturas, hay espacio para el drama y para la esperanza. Él no era un santo, pero supo reformarse y contribuir a que este hogar al que llamamos planeta Tierra fuese un poco mejor. Y lo hizo de forma muy inteligente, en sus peores momentos supo valerse de su ingenio y se hizo, con el paso de los años, una autoridad mundial de la ornitología.

Este no es un largometraje que entre fácil por los ojos, pues se toma su tiempo en narrar la historia; mas con sus interpretaciones y escenas hay una gran película en su conjunto.