De esta producción estrenada en Netflix desconocía quien era su director, la novela en que se basa y su autor; aún así no han sido impedimentos para darle el beneficio de la duda viendo el reparto de relumbrón que están a las ordenes de Campos.

Muchas veces se compara el libro con la película, pero no siempre es necesario y, en este caso, sin haber leído el libro homónimo de Donald Ray Pollock (quien hace de narrador en la cinta) hay que decir que aguanta por su propio peso, sin ser un triunfo absoluto de largometraje. En su debe lleva la ambientación bastante conseguida de los 50 y 60 y el mensaje de "llevamos un demonio dentro de nosotros"; en el haber tiene que no hay más allá de eso.

A los 15-20 minutos aproximadamente se le pilla las intenciones a la película y con esa propuesta reflexiva de diversos personajes con el mal en su interior gana definitivamente el interés por saber más, aunque cuando van sucediendo los minutos no dejan de ser secuencias 'causa-efecto' de diversos acontecimientos de los cuales algunos están más claros y algunos (como los que atañen al personaje de Jason Clarke y la razón de sus motivaciones) no tanto. En ese aspecto, la cinta da que pensar después de su visionado.

Por otro lado, la historia de este pueblo de Ohio no tiene mucho más que estirar, solo ver hasta donde es capaz de llegar con las situaciones que van experimentando los diversos personajes con alguna escena a destacar, mas sin ubicarla, así como al filme en general, dentro de un 'lo mejor de 2020'. En definitiva, un trabajo atractivo de primeras que le falta un trecho para ganar el corazón cinéfilo.