Es tan mala la película que a ratos uno no sabe si es una versión del libro de Reverte o una parodia. La estética penosa, banda sonora infame y la puesta en escena atropellada sin ninguna versomilitud. Es difícil darle menos emoción a una trama de misterio. Pero que muy difícil. Cuando deberías estar encogido en tu sillón esperando el siguiente desenlace resulta que que te encuentras esperando que aparezca Andrés Pajares o Manolo Escobar cantando en cualquier esquina. Y eso que el argumento revertiano es muy cinematográfico. Ni por esas. Prefiero pensar que la ciudad de Barcelona y la fundación Gaudí no invirtieron pasta en este bodrio...

Además, el tal Reverte siempre me ha parecido un escritor bastante sobrevalorado.