La película arranca en sus primeros treinta segundos con un montaje de recuerdos que evocan algunas escenas puntuales de acción de la trilogía que se cerró hace nueve años, sintiéndose como un "grandes éxitos" condensado de la franquicia antes de mostrar el "nuevo" material. Bien, la base del punto de partida no podía ser más acertada: este "Jason Bourne" no innova en su esquema, no presenta algo realmente "nuevo" de primeras y tampoco resulta tan rompedora como las películas de la trilogía. Vaya por delante que no es una mala película en absoluto, sólo es decepcionante. Pero la decepción está, por suerte, lejos de ser dolorosa.
Su guión arranca de forma un tanto forzada, presentando al protagonista casi fuera de su contexto habitual lleno de cerebro, bravura y ritmo. La historia se siente alargada en su primera mitad, repitiendo de forma previsible el esquema de los inicios del "Mito" y del "Ultimátum" e introduciendo el tema de la vigilancia y el control a través de las redes sociales y la exposición de secretos gubernamentales (Snowden es la gran referencia de la cinta) sin pasión, únicamente como condimento para que la película se sienta adaptada a los nuevos tiempos. Todo lo contrario de la trama personal y de venganzas que involucra directamente a Bourne (y, sinceramente, la que más me preocupaba desde un principio porque no terminara de funcionar), la cual sí se siente interesante y evoluciona hasta un clímax brutal. De hecho, gracias a esta trama personal la película remonta moderadamente conforme avanza hasta su último acto y es el argumento más solvente de la misma.
La dirección de Greengrass es tan agitada como nos tiene acostumbrados, contribuyendo a otorgar energía a escenas que serían bastante pesadas sin eso, aunque dirigiendo la acción no posee la adrenalina de sus dos entregas mejores durante buena parte de la cinta, al menos hasta su último acto en Las Vegas, donde sí que despliega su gran hacer y no escatima en gastos de tensión y energía. La factura técnica, los efectos y el estilo visual siguen las potentes constantes vitales que cortan el patrón de las cintas de Bourne.
Las interpretaciones resultan sólidas, aunque en algunos puntos desaprovechadas: mientras que Matt Damon sigue expresando igual de bien en silencios con su mítico Jason Bourne (aquí más fantasioso que nunca, sobreviviendo a caídas y choques) y Alicia Vikander es la gran revelación de esta entrega, Tommy Lee Jones no se siente realmente imponente hasta el final y Julia Stiles se hace notar muy poco. Vincent Cassel se marca un villano con un interesante punto de partida en su motivación y un buen giro a la mitad de la cinta que le ayuda a imponerse como un antagonista digno de Damon.
Arriesgando en algunos giros de su trama de cara a la mitad y el final, pero dando más de lo mismo en su conjunto: "Jason Bourne" es una competente entrada en la saga que resulta entretenida y espectacular, pero que no aporta nada impactante en general al arco argumental del personaje, dañando sensiblemente la calidad (y las expectativas) en comparación con las tres anteriores de Damon (las cuales sí se la jugaban con cada entrega y cada giro de las mismas). Pero mientras que es perfectamente cuestionable si este regreso era necesario o si deberían haberlo dejado en paz en la magistral "Ultimátum", cuando la película se centra bien en la historia personal de Bourne funciona de forma gratificante (sobre todo por su manera de cerrar el círculo sobre quién fue la persona que lo originó todo), su acto final en Las Vegas es posiblemente el más tenso y espectacular de las cuatro entregas y el epílogo es sencillamente maravilloso, funcionando tanto como cierre perfecto al personaje (más después de que el flojo inicio me diese una pinta de que la trama acabaría igual de fallida) como posible punto de partida de algo (esperemos) nuevo. Si la película hubiese recortado minutos en conspiraciones de vigilancia y se hubiese centrado sólo en la historia de motivaciones personales estaríamos ante una entrega a la altura de las mejores. Sin embargo, y a pesar de que el esperar tanto tiempo para esto pueda dejar un sabor de boca agridulce a varios, la prueba pudo haber salido mucho peor. Al menos, es buena y desde luego mejora conforme avanza. Si Damon o Greengrass lo dejasen aquí (pues mientras que Universal quiere más películas, actor y director se muestran presuntamente ocupados en otros proyectos), no sería un final perfecto pero sí suficientemente digno. De continuar, veremos.