El debut tras las cámaras del director español David Martín de los Santos (que hasta entonces solo había realizado cortometrajes) es un film de gran calado dramático que nos habla de la esperanza (en nosotros mismos) y de las segundas oportunidades que nos tiene reservadas la vida.


La cinta arranca con el encuentro de dos españolas que han emigrado a Bélgica por diferentes motivos. Ambas son de dos generaciones muy distintas y debido a ello chocan muy pronto. Sin embargo, más tarde transformaran sus recelos iniciales en una bonita y triste amistad. María se marchó de España siendo muy joven e intuimos que llego a Bélgica empujada por su marido y por la vida en común que ambos habían construido en España. Lleva toda una vida junto al mismo hombre y transita una existencia gris y vacía dominada por la costumbre en la que su esposo, sus hijos y sus nietos siempre han sido lo más importante. Verónica llego a Bélgica sola tras dejar a su novio quien se negó a acompañarla y ha tenido que abrirse camino por sí misma sin ayuda de nadie. Primero trabajando en la vendimia buscando nuevas oportunidades laborales que España le negaba y después intentando abrirse paso como fotógrafa ( su gran pasión).


Fruto de esta incierta amistad, María vera como los cimientos de su tranquila y placida existencia se tambalean al entrar en contacto con Verónica. Ella la fotografía invitándola a soñar con otra vida muy diferente a la que conoce y esa será la primera fotografía donde se observa así misma como alguien totalmente diferente con un brillo desconocido en los ojos. Sin saberlo, esto la hace decidirse a embarcarse en una aventura que comienza siendo solo un viaje para dar con los parientes de Verónica y acaba por convertirse en un viaje de descubrimiento personal lleno de revelaciones y de deseos que nunca llegaron a cumplirse y ahora ven su oportunidad para florecer.


La unión de dos actrices de la talla de Petra Martínez y Anna Castillo (aunque su aparición sea breve, es muy intensa) solo podía dar como resultado un film notable. La historia de carácter intimista está cubierta de capas y capas de una vida no vivida que nos invita a creer que nunca es tarde para darnos esa oportunidad que siempre nos negamos y atrevernos a vivir de nuevo. Solo conocía a Petra Martínez por su papel en la serie ‘’La que se avecina’’ y aquí me ha cautivado por completo llegando a emocionarme mucho en algunas secuencias.


‘’La vida era eso’’ nos habla de la importancia de las segundas oportunidades y de lo bello que puede resultar atrevernos a concedérnoslas. El guion de David Martín de los Santos es intimista, delicado y sensible. Una cinta para recordar que todos esos años que nunca vivimos fueron los más importantes y es que nunca es tarde para recuperarlos. Nunca es tarde para empezar de nuevo nos digan lo que nos digan los demás. Hemos llegado al mundo para convertir cada uno de los días de nuestra existencia en una verdadera obra de arte que nunca nos cansemos de mirar. Porque el mayor viaje es descubrirnos a nosotros mismos, fuera y dentro de nuestra intimidad.