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Voto de bogartiano:
9
Drama. Intriga En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
17 de enero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de los "avatares" y demás engendros que dominan la escena cinematográfica actualmente, aún hay que reconocer que nos quedan oasis donde podemos saciar nuestra sed de ver verdadero cine. Y uno de estos oasis, que no espejismo, es sin duda, la filmografía de Michael Haneke, que vuelve de EE.UU a rodar a Europa (mejor así), y nos encandila con esta maravilla de film, llamado La Cinta Blanca.

Rodada con calma y sosiego, con un sorprendente blanco y negro, que torna grisáceo en los exteriores, el director nos va envolviendo en su tela de araña, mostrándonos poco a poco, todos los acontecimientos que se van sucediendo. Como en casi toda su filmografía, Haneke destaca los seres malditos que la propia sociedad crea a su alrededor, con su hipocresía, e injusticias cometidas. Y nos los muestra con esa crueldad, sin contemplaciones. En esta película todo se muestra más sutilmente, no como en Funny Games, pero el resultado es devastador, y cada minuto que pasa, la tensión y el malestar se apodera de nosotros, como espectadores de situaciones macabras y desoladoras. Escenas violentas, casi no hay, y las que hay nos las muestra con mucha sutileza, dejándonos detrás de una puerta o de una pared, sin ver lo que está sucediendo, aunque sepamos muy bien lo que pasa. Rueda de una forma muy elegante.

Desolador es saber, que el seguir dogmas con radicalidad, sea del signo político, o religioso, nos lleva a la destrucción del propio ser humano, y Haneke nos lo muestra con mucha claridad. En este caso una sociedad judeo cristiana, casi radical en sus convicciones religiosas cristianas, crea verdaderos monstruos, que claramente prefiguran, lo que vendría después en Alemania en las posteriores décadas.

Me quedo con estas palabras de Goethe en su "Confesiones de un Alma Bella":
"De la moral no podía extraer ningún consuelo. No me eran suficientes ni su carácter estricto, con el que quiere dominar nuestras inclinaciones, ni su condescendencia, con la que busca convertir nuestras inclinaciones en virtudes".
bogartiano
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