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Voto de Zinephagus:
8
Western Las tribus indias planean unirse para una guerra total contra los blancos. Brittles, un veterano capitán de caballería, recibe la orden de evitar las concentraciones de indios, al tiempo que debe escoltar a la esposa y a la sobrina de su comandante. Además, ha de impedir que un traficante venda una partida de armas a los indios. Esta triple misión será la última del capitán antes de su jubilación. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que da modernidad perenne a las películas de John Ford es su riqueza interna, de la mejor ley. Algo tan complejo que sólo los artistas confieren a su obra sin aparente esfuerzo. "She Wore a Yellow Ribbon" es muchas cosas al tiempo. Formalmente, puede ser considerada como un homenaje declarado al pintor Remington, por la primorosa composición de cada encuadre y la desbordante belleza plástica del conjunto fotografiado por Winton C. Hoch. Este extremo cuidado de luz, color y movimiento nada tiene que ver, por ejemplo, con las amaneradas composiciones en exteriores de un Emilio Fernández, con un Gabriel Figueroa al que no se le sujete la rienda. "She Wore a Yellow Ribbon" no causa nunca la impresión de una bonita colección de postales relamidas. Ello se debe a la perfecta concordancia entre la elección estética y el espíritu narrativo del cine fordiano, al que no le cuadraría en absoluto una opción feísta. Ni siquiera en sus últimos films, los más sombríos y misteriosos, de los cuales difiere radicalmente el que nos ocupa. La luminosidad física es un reflejo siempre en sintonía con los ritmos de la balada épica, compuesta por John Ford con una irresistible jovialidad serena.

John Wayne comparece, avejentado por el maquillaje, para ser un perfecto Nathan Brittles, capitán de Caballería en vísperas de jubilación. Es el contrapunto, aparentemente crepuscular, en una historia donde la decrepitud y su amenaza no pasan de ser meros enunciados. Wayne realiza, de paso, uno de sus trabajos más sensiblemente ajustados, muy bien escoltado por Ben Johnson, Victor McLaglen (fabuloso sargento Quincannon), Mildred Natwick o Arthur Shields... ¿En qué punto se hizo tan complicado para los actores de generaciones posteriores transmitir calidez humana con la mera presencia y el mínimo alarde?

Habrá quien encuentre una dosis de corporativismo militar inasumible. Pero hay que subrayar que detrás está el mismo Ford que había dejado en "Fort Apache", sólo un año atrás, una de las críticas más implacables del ordenancismo y la brutalidad innecesaria que pueden adueñarse de un ejército bajo despótico mando.

Mi único reparo a la película, reparo menor, es que la cuota de romance juvenil no acierta siempre a integrarse en la armonía del relato.
Zinephagus
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