Dos son, bajo mi humilde opinión, las mejores recreaciones que a lo largo de la historia del cine se han realizado sobre la figura de Hitler. La primera, "El Gran Dictador", por su certera, caricaturesca, ácida y brutal crítica filmada -además- en pleno apogeo del nazismo. La segunda, esta película que retrata de manera magistral los últimos días del régimen nazi.
Abordar una cuestión histórica tan delicada sin caer en la tentación de la banalidad o el exceso es una tarea compleja. Que sea un director alemán el que lo haga, añade complejidad al asunto pues no deja de ser el reencuentro, el recordar el momento histórico más singular de la historia de esa nación y que aún sigue formando parte de sus más intensos sentimientos de culpa y tabú.
La gran aportación de "El hundimiento" no es, con todo, la impresionante recreación de los últimos días de Hitler -filmado con un tempo exquisito, acompasado, tenso, sin caer en la precipitación de oír el disparo final antes de tiempo-. Lo que realmente seduce es la presentación de un coro de personajes que como una tragedia griega, caminan de la mano hacia el abismo, dirigidos por ese misterioso y singular personaje que los mantiene subyugados hasta la locura. Locura y cordura, fanatismo y razón, arrojo y miedo...que se ve magistralmente reflejado en esos últimos días de combates donde no hay atisbo alguno de sentido o lógica.