En una época de prosperidad económica como la que se vivió a mediados de los ochenta en América, esta película quiso reflejar los contrastes de esa prosperidad en la que los ricos lo fueron más que nunca y los pobres lo fueron más que nunca también.

Dreyfuss encarna a un empresario de éxito de clase media hecho a sí mismo, que tiene la suficiente sensibilidad como para no olvidarse de sus humildes orígenes y solidarizarse con los pobres, temiendo que algún día pueda acabar de nuevo así. Su mujer está plenamente acomodada a su nueva situación y desprecia a los vagabundos y la gente sin recursos al igual que su hija que desconfía de ellos al considerarlos unos parásitos del sistema. La llegada fortuita de uno de ellos a su casa tras un suicidio frustrado transformará sus acomodadas y aburridas vidas para siempre.

No se trata tan solo de una comedia ligera sino también de una interesante reflexión sobre cómo el dinero no siempre da la felicidad y al mismo tiempo tampoco llevar una errática existencia haciendo lo que quieres conduce a la satisfacción personal.