Si la primera fue un éxito sólo en Estados Unidos que no es poco, la segunda arrasó en todo el mundo lo cual es algo que no acabo de entender. La primera era una chorrada pero tenía un pase sin embargo la segunda es horrible. Es una repetición de la original pero potenciando la escatología, el humor grueso y la chabacanería con nuevos personajes como el mítico Gordo Cabrón.

Salvando algún chiste aislado la película es mala con ganas y a ello también contribuye el doblaje de Florentino Fernández. No es que sea un mal doblador pero en esta ocasión resulta muy cargante, incluye muchas expresiones propias y acaba eclipsando al propio Mike Myers. Tres años después se estrenaría la tercera entrega que también barrió en la taquillas de medio mundo.